La creación de una píldora que permita a las personas controlar su ansiedad y niveles de estrés se ha convertido en una posibilidad concreta, luego que un equipo de científicos de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, descubriera la proteína que desencadena el estrés a nivel cerebral.
La sustancia se llama neuropsina y se expresa preferentemente en la amígdala y en el hipocampo, dos estructuras del cerebro encargadas, respectivamente, de la regulación de las emociones y de la memoria.
El estudio, publicado en la revista Nature, muestra que frente a situaciones de estrés, la amígdala aumenta la producción de esta proteína, lo que desencadena una serie de otros mecanismos cerebrales que aumentan la actividad de la amígdala y terminan encendiendo el gen Fkbp5, encargado de la respuesta al estrés. La sobreestimulación de este gen vuelve a los individuos más vulnerables a dicho problema.
En su investigación, los científicos tomaron a un grupo de ratones, los cuales fueron fijados a una malla mediante alambres atados a sus cuellos y colas por períodos de entre cinco minutos y seis horas para generarles estrés. Luego, observaron el impacto de esta experiencia en la conducta de los roedores cuando fueron puestos en un laberinto. "Al sentirse estresados, evitaban zonas del laberinto donde se sentían especialmente inseguros, espacios abiertos e iluminados que se evitan cuando alguien siente ansiedad", explica Robert Pawlak, uno de los autores del estudio. Posteriormente, analizaron los tejidos de la amígdala de los ratones, específicamente su ADN, con lo cual constataron la activación del gen Fkbp5.
Luego, los investigadores tomaron a otro grupo de ratones, en los cuales bloquearon la producción de neuropsina. Sometidos a idénticas condiciones que el primer grupo, los ratones sin neropsina no experimentaron una mayor actividad en la amígdala y, por lo tanto, no vieron activado su gen de la ansiedad. Así, estos ratones se desplazaron sin problemas por el laberinto y no evitaron aquellas zonas en que sus pares se sentían amenazados. "Nuestra conclusión es que la actividad de la neuropsina y los mecanismos asociados determinan la vulnerabilidad al estrés", dice Robert Pawlak.
Un fármaco
Aunque el hallazgo fue probado en ratones, los autores de la investigación aclaran que el mecanismo también se produce en el cerebro humano: "Sabemos que todos los mecanismos de la neuropsina están presentes en el cerebro humano y podrían jugar un rol similar en las personas", dice Pawlak.
De allí que el hallazgo sea considerado no sólo un gran paso en la investigación sobre un problema de salud que afecta a buena parte de la población, sino que la primera opción real de crear una pastilla antiestrés.
La gracia de este fármaco sería que podría actuar a priori, evitando el estrés y la ansiedad, a diferencia de los antidepresivos que hoy son recetados, los cuales trabajan de forma paliativa cuando el desorden ya se ha producido.
Según la Encuesta Nacional de Nacional de Salud, un 62% de los chilenos ha sufrido al menos un episodio estresante durante el último año, mientras que el 8,8% vive con estrés permanente. En tanto, el 42% de la población ha experimentado ansiedad en grado moderado a severo. Una situación que no sólo genera un impacto emocional, sino también consecuencias a nivel familiar y financiero.
Justamente estas personas podrían ser el más beneficiado con los resultados de esta investigación, pues, según plantean los autores en sus conclusiones, "abre nuevas posibilidades para el tratamiento de desórdenes asociados al estrés, incluyendo varias formas de desórdenes de ansiedad".
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