domingo, septiembre 18, 2011

El menú de los chilenos


Es sabido que el pan es uno de los alimentos esenciales en la dieta de los chilenos. Lo comemos en el desayuno, acompañando al almuerzo, en la tradicional once y este fin de semana de asados servirá de buen acompañamiento. Por eso, no fue sorpresa saber que el chileno promedio se come 10 marraquetas y media a la semana. Esa fue una de las conclusiones arrojadas por la Encuesta Nacional de Consumo Alimentario (Enca), estudio hecho a 4.920 personas en Chile continental por las facultades de Medicina y Economía y Negocios de la U. de Chile, a pedido del Minsal.
La investigación, la primera publicada en Chile de su tipo, reveló los cambios en los hábitos, alimentos y cantidades que consumen los chilenos. Hugo Amigo, académico del Departamento de Nutrición de la U. de Chile y director técnico a cargo del estudio, lo explica: "Si hubiéramos hecho esta investigación en décadas anteriores, los resultados hubieran mostrado que había un problema de acceso a la comida, hoy -al contrario- el problema es de exceso", sentencia.
Acá le entregamos los pormenores de qué comemos y cómo esto se refleja en nuestra contextura.
El plato lleva carne, lechuga y tomate
De la dieta de principios de siglo poco se ve en nuestra mesa hoy: sopa de sémola, pescado o chuleta de cordero, acompañados de coliflor en salsa blanca y una taza de crema de postre. ¿Comemos bien hoy? No mucho. El estudio constata un bajo grado de cumplimiento de las recomendaciones que establecen las guías alimentarias. La proporción más alta de cumplimiento está en frutas y verduras, con un 52,7%. En el caso de las legumbres, casi un cuarto de la población cumple con lo sugerido y los menores de seis años son los que más las consumen (31%). La proporción más baja de cumplimiento se da en los lácteos (21,4%) y pescados (17,3%). Los adolescentes entre 14 a 18 años son los que menos comen pescado, apenas superan el 10%.
Pero vamos por parte: cambiamos la preferencia de las verduras, porque las más consumidas hoy son el tomate (92,1%), la lechuga (89,8%) y zanahoria (84,5%). Un adulto puede llegar, en promedio, a comer nueve tomates o 27 hojas de lechuga en una semana. ¿El menor consumo de verduras? Lo tienen los preescolares -151 g/día en los niños de 2 a 3 años y 135 g/día en los de 4 a 5 años-, aumentando a casi 170 g/día en los escolares de 6 a 13 años.
También variamos la predilección de las carnes, pues hoy predominan las carnes rojas. Un adulto come en promedio ½ kilo de carnes rojas a la semana, casi 200 gramos de pollo y una porción de mariscos equivalente a un tarro de atún. El consumo de estos tres productos se intensifica en la juventud y se mantiene con los años. En los jóvenes se marca la preferencia por la comida rápida, pues es el segmento entre los 14 y 18 años el que más consume carnes procesadas, como vienesas y hamburguesas. Por nivel socioeconómico, es el estrato bajo el que consume la menor proporción de pescados y mariscos y de carnes procesadas. Y por género, los hombres consumen mayor cantidad de cada uno de los subgrupos, especialmente, para carnes rojas y carnes procesadas.
Un adulto o un niño pueden llegar a comer ocho manzanas en una semana, pero entre ellos está el desnivel: los jóvenes entre 14 y 18 sanos son los que menos comen fruta. Las frutas con mayor proporción de consumo fueron el plátano (70,4%), manzana (63,8%) y naranja (47,9%). El porcentaje mínimo de consumo se observó entre los 14 y los 18 años.
El 70% de los niños presenta un consumo aceptable de lácteos. Los preescolares superan el ½ litro diario, mientras que el menor consumo del grupo está en los adultos de 30 a 49 años, cuya media no alcanza una porción diaria. En los menores de cinco años predominan los lácteos altos en grasa. El estudio muestra el alto consumo de bebidas y jugos en Chile. Este es encabezado por los adolescentes, que toman el equivalente a cinco latas y media a la semana. Les siguen los niños y adultos con cuatro y media. Finalmente, los ancianos sólo consumen dos latas. En el caso de los dulces, snacks, tortas y pasteles, quienes lideran el consumo son niños y adolescentes con los gramos equivalentes a 28 caramelos semanales, los siguen los adultos con 18 y los ancianos vuelven a cerrar el listado solo con siete dulces.
Aparece la colación nocturna
El estudio también reveló un cambio en la distribución de las comidas de los chilenos, donde se afianzó la "once" en un puesto preponderante, desplazando la cena a un papel secundario. Reveló que el 82% de los chilenos toma once, a las ocho de la noche, claro. En contraste, la cena sólo está presente en el 29% de los chilenos. Las otras comidas tradicionales se mantienen, ahí el almuerzo se afianza en un 96%. El desayuno, en tanto, descendió desde el 94% que registró en la Encuesta de Calidad de Vida y Salud del Minsal en 2000, a un 90% en este estudio. La investigación también reveló el establecimiento de tres colaciones distribuidas a lo largo del día: una de media mañana (28%), de media tarde (39%) y una novedad: la colación nocturna -después de la cena- que con un 31% suma más adeptos que la misma cena. La investigación también da cuenta de otros consumos esporádicos (entre 1 de la tarde y las 9 de la noche) reconocidos por el 40%. Para Hugo Amigo, director del estudio, la distribución de las comidas es preocupante, en especial al revisar las diferencias de género, en éstas las mujeres aventajan a sus pares masculinos en la mayoría de los tiempos de alimentación, como por ejemplo en el desayuno, almuerzo, once y dos de las colaciones. Los hombres mandan sólo en dos horarios, ambos postreros: la cena y la colación nocturna, que se come entre las ocho y las 10 de la noche.
¿Cintura? 95 cms. a los 40 años
Puede que los números provoquen incredulidad o envidia, pero la mujer de principios del siglo pasado llegaba en promedio a los 50 kilos y el hombre, a los 57 kilos. El índice de masa corporal, para ambos, no superaba 21, lo que entra en la calificación saludable. El estudio muestra que el IMC para los varones marca 28 y para las mujeres, 27,7, índices que entran en la calificación de sobrepeso. Lo mismo ocurre con la población mayor de 65 años. De acuerdo con los datos del estudio, en adultos la prevalencia de sobrepeso y obesidad alcanza un 70% y en adultos mayores llega a 48%. Los matices están en el género: en ambos casos, adultos y adultos mayores- el sobrepeso predomina en los hombres y la obesidad está más presente en las mujeres. La mirada por lugar de residencia también marca diferencias: la obesidad es más frecuente en los adultos del área rural, pero en los adultos mayores está más presente en el área urbana. También existen contrastes por nivel socioeconómico: el 74% de los adultos del nivel medio bajo suma obesidad o sobrepeso, lo que en el nivel medio llega a 69%.
El análisis también abarca la circunferencia de cintura: entre los seis y los 13 años, los niños tienen 71,2 cm y las niñas 70. Cuando crecen (14-18), se invierte la conclusión: ellos suman 77 cm y ellas 79 cm. A los 40, los hombres llegan con 95 cm. de cintura, en promedio; la mujeres, a 88.
600 calorías menos desde 2003
Pese a que estamos ganando peso, la encuesta refleja una baja en el consumo calórico de los chilenos en los últimos cinco años, lo que podría marcar un cambio en las futuras mediciones. Si en 1965 se llegó a 2.630 calorías a diario, en 1997 llegó a 2.819 y en 2003 se empinó hasta 2.872. ¿La razón? Entre 1995 y 2003 aumentó la disponibilidad de carnes, pero disminuyó la de pescados y mariscos en un 30% y la de frutas en un 22%, según el estudio Evolución de la Situación Alimentaria en Chile. El Enca refleja una realidad distinta: más del 90% de los encuestados reporta consumo de frutas y verduras a diario, lo que podría explicar que hoy un varón llegue a 2.238 calorías.
La recomendación para los niños es de 1.700 calorías a diario y ellos están por sobre ese índice, con 1.961. Las niñas apenas superan su recomendación: la encuesta mide 1.615 y no debieran pasar las 1.600.
Los adultos también están al debe: no debieran pasar de 2.000 y llegar a 2.238 calorias a diario. Las mujeres están en su medida: 1610,6, por debajo de las 1.800 recomendadas.
Crecimos un centímetro por década
Casi un centímetro por década. Eso es lo que hemos crecido los chilenos, si tomamos en cuenta que el promedio entre un hombre de clase alta y uno de clase media de principios del siglo pasado llegaba a los 162 centímetros, ocho menos que el promedio de los hombres para estos días: 170 centímetros (el de las mujeres es 155 cm). La población mayor va acusando el paso de los años y haber nacido en una época con menores índices. Por ejemplo, el promedio de un hombre que se acerca a los 90 años es de 160 cm. Para las mujeres el escenario es similar: el descenso de su promedio le alcanza para superar el metro 46 cm en la vejez. Hay matices cuando hablamos de altura: la media de altura en la zona rural es dos centímetros inferior que en la ciudad, tanto en hombres como en mujeres. Cuando se mira el nivel socioeconómico, las diferencias son mucho mayores: la media para el NSE bajo apenas supera el metro 65 cm en hombres y el metro 50 cm en mujeres. Un adolescente a los 14 años ya se encumbra en los 163,7 cm él, y los 157,7 cm ella. Cuando tienen seis años, la diferencia en el promedio no alcanza un centímetro: 117,6 cm los niños y 116,8 cm las niñas

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