SANTIAGO.- El fútbol chileno perdió a una de las figuras clave de su historia. Nunca pisó una cancha ni participó en directiva alguna. Es más: Ni siquiera era chilena. Sin embargo, de sus manos surgió el estallido (literalmente) de uno de los episodios que más consecuencias traería para nuestro balompié.
A los 45 años, Rosenery Mello, la famosa "fogueteira" del Estadio Maracaná, murió en las primeras horas del sábado en Río de Janeiro, a causa de un aneurisma cerebral.
La brasileña se hizo mundialmente conocida por ser la protagonista de uno de los fraudes más grandes de todos los tiempos en el fútbol: Fue ella la que en 1989 lanzó la bengala que le "propinó" el corte en la ceja a Roberto Rojas.
Al poco tiempo de ocurrido el hecho, Mello obtuvo tal fama que incluso posó para la revista de entretenimiento para adultos, Playboy y apareció en la portada del mes de noviembre de dicho año.
Tras entrar en crisis, Mello fue llevada al Hospital Naval Marcílio Días de Río de Janeiro, donde fue sometida a una intervención quirúrgica que finalmente no pudo resistir. Su familia (era madre de tres hijos) decidió donar sus órganos.
Todo partió en una bengala
Sin saberlo, ese 3 de septiembre de 1989 Rosenery se transformó en la detonante del mayor escándalo que ha vivido el fútbol chileno, hecho que también es recordado como uno de los episodios más particulares del balompié en Brasil —donde la noticia de su muerte ha sido ampliamente difundida—.
Como una simple integrante más de la "torcida" brasileña, la entonces veinteañera encendió una bengala que sólo contribuiría a incrementar el ambiente en favor de su selección. Sin embargo, la caída del fuego artificial en las cercanías del área de Chile fue aprovechada por Roberto Rojas para detener el partido que Chile perdía por 1-0, válido por las clasificatorias al Mundial de Italia 90.
El arquero se lanzó al suelo y se propinó un corte, simuló que la bengala le había dado en el rostro y empujó a toda su selección a retirarse de la cancha. Rosenery pasaría algunas horas detenida, pero pronto el fraude quedaría al descubierto, y las consecuencias para Chile fueron radicales: Suspensión de por vida para Rojas, castigos para el técnico Orlando Aravena y el jugador Fernando Astengo, y el país imposibilitado de pelear por un cupo para el venidero mundial (Estados Unidos 94).
A los 45 años, Rosenery Mello, la famosa "fogueteira" del Estadio Maracaná, murió en las primeras horas del sábado en Río de Janeiro, a causa de un aneurisma cerebral.
La brasileña se hizo mundialmente conocida por ser la protagonista de uno de los fraudes más grandes de todos los tiempos en el fútbol: Fue ella la que en 1989 lanzó la bengala que le "propinó" el corte en la ceja a Roberto Rojas.
Al poco tiempo de ocurrido el hecho, Mello obtuvo tal fama que incluso posó para la revista de entretenimiento para adultos, Playboy y apareció en la portada del mes de noviembre de dicho año.
Tras entrar en crisis, Mello fue llevada al Hospital Naval Marcílio Días de Río de Janeiro, donde fue sometida a una intervención quirúrgica que finalmente no pudo resistir. Su familia (era madre de tres hijos) decidió donar sus órganos.
Todo partió en una bengala
Sin saberlo, ese 3 de septiembre de 1989 Rosenery se transformó en la detonante del mayor escándalo que ha vivido el fútbol chileno, hecho que también es recordado como uno de los episodios más particulares del balompié en Brasil —donde la noticia de su muerte ha sido ampliamente difundida—.
Como una simple integrante más de la "torcida" brasileña, la entonces veinteañera encendió una bengala que sólo contribuiría a incrementar el ambiente en favor de su selección. Sin embargo, la caída del fuego artificial en las cercanías del área de Chile fue aprovechada por Roberto Rojas para detener el partido que Chile perdía por 1-0, válido por las clasificatorias al Mundial de Italia 90.
El arquero se lanzó al suelo y se propinó un corte, simuló que la bengala le había dado en el rostro y empujó a toda su selección a retirarse de la cancha. Rosenery pasaría algunas horas detenida, pero pronto el fraude quedaría al descubierto, y las consecuencias para Chile fueron radicales: Suspensión de por vida para Rojas, castigos para el técnico Orlando Aravena y el jugador Fernando Astengo, y el país imposibilitado de pelear por un cupo para el venidero mundial (Estados Unidos 94).
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