viernes, febrero 11, 2011

Mubarak se niega a renunciar pese a presiones del Ejército y agudiza crisis en Egipto


Se niega a dimitir. El Presidente de Egipto, Hosni Mubarak, dijo ayer que permanecerá en su cargo hasta las elecciones de septiembre, a pesar de la enorme presión que recibió durante el jueves por parte del Ejército, de su partido y de los cientos de miles de manifestantes que se congregaron en la simbólica plaza Tahrir de El Cairo. Así, con la declaración del "rais", acabó un día en que los medios internacionales hablaron de su inminente renuncia. "No voy a salir del país en este momento difícil y voy a apoyar a cualquiera que quiera apoyar a Egipto para conseguir nuestros objetivos en medio de una concordia nacional", aseguró.
En la declaración televisiva -que fue vista, además, a través de pantallas gigantes en Tahrir-, Mubarak aseguró que traspasará algunos de sus poderes al vicepresidente Omar Suleiman. Así, explicó que este último realizará estas acciones con "seriedad y honor" y "al margen de cualquier presión externa". "Egipto pasa por días difíciles y no podemos consentir que continúe así, porque se ha dañado mucho nuestra economía", afirmó. Horas después, el embajador egipcio en Washington, Sameh Shoukri, señaló que Mubarak es el Presidente "de jure" (de derecho), pero que Suleiman "asumió toda la autoridad, incluso el mando de las Fuerzas Armadas", convirtiéndose en el Presidente "de facto".
Sin embargo, Mubarak no aclaró de qué forma y qué poderes delegará a su vicepresidente. La única referencia a cambios la realizó cuando explicó la modificación de artículos de la Constitución y que facilitan la "alternancia" y termina con la Ley de Emergencia, vigente desde 1981.
Además, agregó que "como Presidente de la nación no encuentro ninguna incomodidad en oír a la juventud de mi pueblo. La sangre de sus mártires no se perderá", agregando que no habrá represalias por las protestas.

El rumor de una posible salida de Mubarak comenzó durante la mañana, cuando el comandante del Ejército egipcio, Hassan al Roueni, aseguró a los miles de manifestantes egipcios congregados en la plaza que "todo lo que piden se cumplirá".
Esta declaración fue interpretada por los presentes, así como por la prensa, como un aviso. A esto se sumaron las palabras del secretario general del oficialista Partido Nacional Democrático, Hassan Badawi, quien, en un claro mecanismo de presión, anunció que Mubarak podría dimitir durante el día. Asimismo, el primer ministro, Ahmed Shafik, dijo a la BBC que se estaba considerando esa posibilidad.
Pero los opositores al gobierno reunidos en la plaza Tahrir quedaron perplejos cuando Mubarak terminó sus palabras. De ahí, estallaron en ira, algunos llorando y otros ondeando sus zapatos (lo que es considerado como un insulto en el mundo árabe). Además, unas cuatro mil personas se trasladaron en dirección a la televisión estatal y hacia el palacio presidencial.
Tras el discurso de Mubarak, fue el vicepresidente Suleiman quien se dirigió a los egipcios. Calificó la situación del país como "decisiva", aseguró que "la puerta está abierta a más diálogo" e instó a los manifestantes a irse a sus casas, a "volver a sus trabajos" y a "trabajar juntos" por el futuro de Egipto. Además, se comprometió "a llevar a cabo una transición pacífica del poder". "Estoy aferrado a todos los procedimientos que se acuerden en el diálogo nacional -que comenzó el domingo-", dijo.
Suleiman confirmó que había recibido de Mubarak algunas prerrogativas presidenciales y dijo que se había "comenzado este trabajo con las Fuerzas Armadas", lo que tampoco explicó.


En un intento por calmar los ánimos y en lo que fue visto como un gesto hacia la oposición, Suleiman destacó que el movimiento iniciado el pasado 25 de enero triunfó en sus demandas y en "generar un cambio global en la marcha de la democracia. El cambio ya comenzó", exclamó.
Ante la situación, la marcha convocada para hoy -que espera congregar más de un millón de personas- sigue en pie, según anunciaron los organizadores de ésta desde la plaza Tahrir en El Cairo.
Ahmed Badawi, miembro de la plataforma de jóvenes del 25 de enero, afirmó al diario español El País que se siente "frustrado e impotente", pero confirmó que hoy habrá "al menos cinco grandes manifestaciones".
En tanto el líder opositor, Mohammed el Baradei llamó al Ejército a intervenir a través de Twitter: "Egipto va a explotar. El Ejército debe salvar al país", escribió. Luego, en entrevista en CNN dijo que el mandatario y su vicepresidente "son gemelos" y que "ninguno de ellos es aceptable para el pueblo".

Hermanos Musulmanes están "frustrados" por decisión del mandatario

El movimiento opositor islamista de los Hermanos Musulmanes criticó ayer la negativa del Presidente egipcio Hosni Mubarak de abandonar inmediatamente el poder. "Su discurso es frustrante e ignora la voluntad popular", señaló Helmi al-Gazzar, alto miembro de la agrupación en Egipto, a la agencia DPA. "No hay garantía en sus palabras, porque los poderes delegados a (Omar) Suleiman pueden ser cancelados según los poderes otorgados a él por la Constitución", explicó.
En tanto, el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se reunió con su consejo de seguridad nacional para analizar la situación en el país y escuchó el discurso de Mubarak mientras viajaba en el Air Force One hacia Washington. Tras esto, la Casa Blanca emitió un comunicado asegurando que Obama consideró que "la transición de autoridad", planteada por el mandatario egipcio, "no está claro todavía si es inmediata, significativa o suficiente". El documento agregaba que "demasiados egipcios se muestran poco convencidos de que el gobierno es serio acerca de una genuina transición".
Por su parte, el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, evitó referirse ayer a las repercusiones del discurso de Mubarak en su país. "Depende del pueblo egipcio encontrar el camino y hacerlo de acuerdo a su Constitución, sus normas y sus prácticas", dijo el ministro a la salida de una reunión con el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon.

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