animó el after party de la cita y, cerca de las 4 de la madrugada, ofició de DJ ante apenas un centenar de temerarios que arribaron hasta La Cúpula del Parque O'Higgins. La misión de su viaje, claro está, no era sólo pinchar discos.
El músico vino a concretar uno de los eventos más masivos que se hará en Chile en 2011 y uno de los acuerdos más colosales de la industria del espectáculo local en el último tiempo: la realización en Santiago del propio Lollapalooza, la cita musical más importante de Estados Unidos y emblema del rock independiente de los 90, que definió una escuela a la hora de montar festivales.
Se trata de la primera vez que el evento sale de su país de origen, con el objetivo de celebrar los 20 años de su nacimiento. Las coordenadas ya están claras: será el 2 y 3 de abril en el Parque O'Higgins, con el plan de replicar toda la estructura del espectáculo que nació como un evento itinerante por EE.UU. y que, desde 2005, se hace durante tres jornadas de agosto en Chicago, con un promedio de 90 mil personas diarias y una recaudación de US$17 millones anuales. Por eso, ya se definió que la edición local ofrecerá escenarios paralelos y jornadas que se iniciarán al mediodía y que pretenden extenderse por más de 10 horas. La ambición es totalizar 100 mil personas y ocupar todas las plataformas del lugar, incluyendo el Movistar Arena.
Las coordenadas elementales ya están cerradas, pero la pregunta lógica sigue abierta: ¿Por qué los organizadores eligieron a Chile para debutar fuera de sus fronteras? "Hay varios factores, es toda una historia", adelanta Farrell, al teléfono con noticiasnews y desde su residencia en California. Y la historia es ésta: desde hace poco más de un año, los miembros de Lotus Producciones -la misma empresa local que coprodujo el festival Maquinaria- se contactaron con Farrell y con las distintas organizaciones dueñas de la marca Lollapalooza para sondear la iniciativa de adquirir la licencia y aliarse con el evento. El proyecto tomó cuerpo en la última edición de Coachella, el otro gran festival de Norteamérica y donde el músico se presenta casi todos los años.
Farrell sigue: "La propuesta de Chile fue perfecta, porque, desde hace mucho, estábamos buscando expandirnos internacionalmente para celebrar nuestras dos décadas. Miramos lugares en Europa, pero en ese continente ya hay demasiados festivales y no podíamos competir con ellos".
El músico agrega que, tras descartar el hemisferio norte, giraron el mapa hacia el sur con una intención clara: "Sudamérica era ideal, porque su audiencia es maravillosa y porque aún hay muchas bandas que no han llegado hasta allá, entonces es una tierra virgen para festivales". Aunque megaurbes como Buenos Aires y Sao Paulo también integraron la carrera, la elección final de Santiago fue simple: "Teníamos que optar por una sola ciudad con un solo gran festival, y no repartirnos. Además, el requisito era montar el evento dentro de la ciudad, y no en un lugar alejado, por lo que Chile nos ofrecía mejores perspectivas".
Farrell pudo comprobar los antecedentes que le llegaban de la capital en una serie de recorridos que hizo en octubre , en medio de su visita a Maquinaria. "Para ser honesto, la ciudad es más sofisticada de lo que esperaba", revela. Luego sigue: "Las cercanías de Santiago son ideales, no sabía que las montañas estaban ahí mismo. Cuando recorrimos el Parque O'Higgins nos fuimos imaginando todo".
Cartel de figuras
En la otra vereda, la alianza de Lotus Producciones con Lollapalooza supone una vía más fluida para negociar nombres y armar el cartel final: la idea es que muchos de los artistas confirmados para Chicago también pasen por Santiago. De hecho, una de las empresas que maneja la marca es William Morris, agencia que representa a parte de las mayores celebridades en EE.UU.
Además, el negocio permite importar un modelo de festival que marca diferencia entre sus pares, como Coachella o eventos europeos como Glastonbury o Roskilde: Lollapalooza se monta en plena ciudad (es el más urbano de los festivales) y en torno a una suerte de mística que guarda relación con causas ecologistas, la conciencia por los derechos humanos, la vida sana, la tolerancia multicultural, la exploración de gastronomía exótica y la vitrina para expresiones artísticas modernas. Además, hay instancias como el célebre Kidzapalooza (que también se replicará en Chile), que reúne a niños en torno a karaokes rockeros, talleres de hip hop y tatuajes temporales.
Los primeros anuncios en torno a invitados y venta de tickets vendrán en diciembre. Parte destacada del cartel estará ocupada por bandas chilenas y también se espera repetir ese espíritu diverso que convoca a casi todos los géneros, desde reggae y electrónica hasta rock clásico. Farrell adelanta: "Aún no podemos hablar del line up, pero sabemos a quién nos gustaría tener y siempre hemos apuntado alto. Como sea, terminaremos con un excelente cartel. Con esto, definitivamente somos el mayor festival del planeta". Durante 2010, Lollapalooza fue encabezado por Soungarden, Green Day y Lady Gaga, quien tuvo su revancha luego de pasar inadvertida en 2007.
Finalmente, Farrell ha seguido de cerca toda la organización del show y pretende venir a Santiago en abril. Mientras, adelanta que está trabajando en el nuevo disco de Jane's Addiction -The great escape artist-, que saldría en diciembre y que en 2011 retomarán las giras. "A lo mejor vamos al Lollapalooza Chile ya en 2012", se esperanza.
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