NUEVA YORK.- La lluvia comenzaba a caer el sábado por la tarde en Nueva York en la primera señal de la esperada llegada hacia la noche del huracán Irene, que obligó a ordenar la evacuación obligatoria de más 370.000 neoyorquinos y paralizó a la ciudad.
A media jornada, todos los transportes públicos quedaron suspendidos, entre ellos las vitales líneas de metro que utilizan millones de personas a diario, los aviones ya no podían aterrizar en Nueva York y miles de vuelos fueron anulados.
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"No es una broma, su vida podría estar en peligro", dijo el alcalde Michael Bloomberg el sábado en un nuevo mensaje a la población, recalcando a los residentes de las zonas susceptibles de inundarse que debían respetar la orden de evacuación.
"Ordenamos la evacuación de 370.000 personas", indicó. Unos "7.000 pacientes de hospitales y asilos" ya fueron evacuados", precisó.
Las zonas afectadas por la evacuación obligatoria son el sur de Manhattan, partes de Queens, Brooklyn y Staten Island.
Bloomberg advirtió sobre los posibles cortes de corriente eléctrica en la parte sur de Manhattan tras el paso de Irene el domingo, así como la eventual concentración de "mucha agua en las calles".
La ciudad debería ser escenario de vientos de entre 90 y 120 kmh a partir del sábado por la noche.
Respetando las órdenes de evacuación, muchos habitantes de las zonzas de riesgo buscaron techo en casa de un amigo o familiar o en los 91 refugios abiertos el viernes en distintas partes de la ciudad, adodne también acudían turistas.
En pleno centro de Manhattan, en la esquina de la Tercera avenida y la calle 25, más de cien personas ya se habían instalado en uno de esos refugios, situado en la Universidad Hunter.
"Vine de Forida para pasar una semana de vacaciones, dormí aquí esta noche", contaba Dino, explicando que no le dieron de comer y tuvo que salir a comprarse un café.
Más suerte tuvo Jessica Serbin, una joven vendedora que vive enfrente de Wall Street y encontró cama en casa de su hermano.
"No fue muy complicado, mi hermano vive en Upper West Side (noroeste de Manhattan). Si realmente golpea de forma tan mala como dicen, probablemente es buena idea evacuar. Nunca vi algo como esto", afirmó esta joven, valija en mano, temprano a la mañana.
Otros, en cambio, se resistían a acatar la orden, como en el caso de Kyle, que leía el diario plácidamente sentado en un banco junto con su novia en Battery Park, en la costanera que da a la Bahía de Nueva York.
"No nos vamos a evacuar. Pienso que es una gran broma. Es todo una cuestión política, especialmente después de Katrina. Necesitan sobreactuar", dijo a la AFP este hombre de 32 años que trabaja en el sector financiero y vive en el piso 26 de un edificio vecino
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