Hace mucho tiempo que no se toma vacaciones. Sergio Domínguez, el que tiene la cara más chistosa de “Los Improvisadores”, y al que le conocen como “Panqueque”, desde hace años que no se toma unas merecidas vacaciones. Eso sí, no se queja.
A un año y medio de comenzado el programa en Vía X, su escuela de improvisación (Colectivo Mamut) llegó a tener 200 alumnos, y a sus obras presentadas en su propia sala en Chucre Manzur, se le sumó la tele, o sea, publicidad, y ese respiro a fin de mes que da un trabajo estable. “En el 2009 no teníamos opción de no hacer temporada. Ahora estamos más ‘tranqui’. Pero eso que dicen que igual esta pega es ingrata, es cierto. No creo que alguien haga esto de la improvisación por las lucas. A mí se me ocurren veinte mil negocios mejores que estar en la tele improvisando. Es mucho más fácil arrendar una panadería”, cuenta el gracioso actor.
Tal como explica, la improvisación ha terminado por ser una parte de su vida. Se apasiona contando las técnicas de no bloquear las propuestas del compañero en el escenario, o hablando de Keith Johnstone, uno de los fundadores de esta técnica teatral, y con quien hizo un curso en Canadá.
Y sí, le gustaría a veces darse un descanso de todo, pero sabe que si deja de improvisar, pierde el training. Así que, por más que trate de relajarse con el tema, no para en las 24 horas del día. Basta llegar a su casa para que Thiago (3), el hijo que tiene con Moyita -Mónica Moya, otra integrante del grupo improvisador y su pareja desde hace 11 años- le pida alguna performance de los monitos animados. Y en la calle, adolescentes y adultos se le acercan pidiéndole algún gesto gracioso o ya de plano que imite a alguien.
“Yo no me creo el cuento. En la tele, y lo digo porque lo he visto, hay gente súper estrella. No voy a dar nombres, pero se creen la muerte y no dan autógrafos. En cambio, a mí me deben ver como un gordito más de cualquier parte”, dice.
A su lado, Moyita se pasea de vez en cuando. Lo está esperando para una reunión. Y si no está revisando algunos papeles de la administración de la sala de teatro, a veces aporta una que otra información a las preguntas de Panqueque. Por ejemplo, que lo que se conoce como “La furia de Moyita” -cuando interrumpe un beso inminente que Sergio se iba a dar con una actriz invitada en el programa- fue solo una humorada (ver video), y de lo molesto que se hizo en un minuto que, solo por ser pareja, cada vez que salieran los dos al escenario el público les pidiera un beso.
-Sergio, ¿cómo es esto de trabajar en pareja?“Es que la onda artística, hacer nuestro propio grupo de comedia, estaba de antes de ser pololos. De hecho, la primera vez que yo interactué con ella fue improvisando. Así que en el escenario me siento súper cómodo con ella, independiente de que seamos pareja. Lo que no hacíamos antes era trabajar en cosas como administrar la sala, organizar funciones, sacar afiches, hacer la difusión. Eso no es nuestra vocación, es la parte fome y complicada. Lo hacemos bien, pero sería mejor que otra persona lo hiciera”.
-Si se conocieron improvisando, no le habrás pedido pololeo así también, ¿no?“No, no. Cuando yo me enamoré de la Moyita, en la escuela, yo era súper aplicado. Pero después, como tenía el rollo amoroso, me desbandé un poco, porque empecé a pensar en la mina que me gustaba y no solo en las tareas. La Moyita estaba pololeando cuando a mí me empezó a gustar y empezamos a tener onda”.
-¿Hiciste que terminara?“Claro. Pero bueno, el otro loco igual era charcha. No la iba a ver nunca. No es que me la levanté olímpicamente y el otro loco era un santo, no. Trataba mal a la Moyita. Así que la historia de amor vino después, cuando ya estábamos pololeando”.
-Ella es cuatro años mayor que tú. ¿Eso fue un problema al comienzo?“Es que igual la Moyita es inmadura (ríe). No, es que como nos conocíamos de antes y éramos bien amigos, teníamos intereses similares. Aunque creo que yo tuve que madurar en cierto sentido. La Moyita estudió dos veces teatro. Entonces, cuando salimos en diciembre de la escuela yo tenía veinte y ella veinticuatro, y quería empezar con una obra de teatro y toda la cuestión. En cambio, yo quería esperar hasta marzo, disfrutar las vacaciones, carretear. Pero ahora también estoy en la misma parada de la Moyita. Ya no tengo veinte. Voy a cumplir treinta y dos”.
-Como papá, ¿improvisas?“Sí. ('Todos los días', dice Moyita, mientras sirve un café). Nos pide que le imitemos los monos de las películas. A veces vamos en el auto y me pide el Conde Olaf. Cuando era más chico veía un programa que se llama ‘LazyTown’ y le imitábamos los personajes. Hasta que llegó un día le hicimos una improvisación de un capítulo entero. Eso sí, por lo general, no me gusta llegar a la casa a improvisar. (Moyita agrega que a veces, cuando le improvisan a Thiago, el pequeño les dice: ‘¡Tiempo!’).
-¿Cuando salen o en la calle les piden que improvisen también?“Es que nuestro círculo también improvisa. Pero en la calle pasa harto. A veces, cuando ando con mi hijo, alguien se acerca y me dice: ‘Oye, felicitaciones por el programa’. ‘Muchas gracias’, le digo yo. ‘¡Pero qué serio! Otra cosa en vivo, ¿ah?’. No sé qué quieren que haga, si me están saludando no más”.
Panqueque recuerda también lo frecuente que es que se acerquen adolescentes pidiendo una foto, y riendo a carcajadas de cualquier cosa que él diga. Y con ‘cualquier’, se refriere a monosílabos como “sí” o “no”.
“Otra vez, en un restaurante me pidieron que imitara a Mickey Mouse. Yo creo que pasa que ven que el programa es buena onda y cercano, así que la gente muestra mucho cariño y se acercan tan en buena onda, que uno tiene que ser como uno es no más”.
-¿Cuál es tu vicio privado?“La música y las hamburguesas. Me gustan todas, no pongo categorías. Como Burger King, McDonald’s, Ciudad Vieja, Mr. Jack, todas. Las cacho todas”.
-¿Alguna para recomendar?“El ‘Gran Pilón’ de Ciudad Vieja es mi favorita”.
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