BERLIN. - Una mañana, Halil Kur descubrió un par de viejas zapatillas de deporte colgadas de un cable de camino al trabajo en Berlín. Los cordones estaban atados y los zapatos colgaban a varios metros de altura.
Al principio, no prestó mucha atención, hasta que, pocos meses más tarde, al alzar la vista descubrió que otros 11 pares colgaban junto al inicial. El panadero no entiende qué puede llevar a tantas personas a colgar sus zapatos del cable.
"Los zapatos van en los pies, no en el aire, ¿qué está pasando aquí?", se preguntó. Y no es el único. En todas partes del mundo otras personas se han visto en situaciones similares.
Hay informaciones de zapatos colgados de cables, luces callejeras, semáforos, puentes y árboles de Canadá a Argentina, de Reino Unido a Austria y Nueva Zelanda.
Nadie está seguro de quién arroja los zapatos ni por qué, pero existen diversas teorías sobre el fenómeno en Internet. Una de las más antiguas asegura que el fenómeno tiene su origen en Escocia, donde un par de zapatos colgando en el exterior de una casa simboliza la pérdida de la virginidad por parte de un hombre que vive allí.
La mayor parte de las historias procede sin embargo de Estados Unidos, donde los zapatos colgantes son una forma de los alumnos de festejar el fin de los exámenes, o de los soldados (con sus botas) de celebrar que dejan de estar en servicio.
En todo el territorio del país se pueden encontrar auténticos árboles de zapatos, es decir árboles literalmente cubiertos de calzado, la mayoría junto a las carreteras.
Quizás la mejor historia está relacionada con el árbol más famoso de Estados Unidos en Nevada, un álamo solitario ubicado en la carretera 50 del que cuelgan cientos de pares.
Según la leyenda, el primero fue colgado a principios de los 90. Una pareja inició una pelea de camino a su boda y el hombre arrojó los zapatos de su novia furioso hacia el árbol. Como quedaron enganchados y no los podían bajar, la pareja empezó a hablar y resolvió sus diferencias. Parece que su experiencia la repitieron muchos viajeros en la carretera.
Mucho menos romántica es otra teoría que se ha extendido por todo el mundo. Según esta versión, las bandas callejeras y traficantes de drogas marcan sus territorios con los zapatos colgados de cables.
Pero no importa cuál sea su origen, los zapatos colgantes llegaron incluso hasta a Hollywood. En la película "Wag the Dog", forman parte de una estrategia por la que Robert De Niro y Dustin Hoffman deciden lanzar zapatos a los árboles para distraer la atención de la opinión pública de un escándalo presidencial.
Se puede encontrar más información sobre el fenómeno en la web shoefiti.com, en la que personas de todo el mundo han colgado fotos, información y teorías sobre el fenómeno.
Existe desde 2005 y es administrada por el estadounidense Ed Koheler, que se inspiró en la palabra "grafiti" para nombrar la página en un juego de palabras.
El galerista alemán Gerard Margaritis, especializado en arte callejero y pop, lo ve como una forma de arte. "Considero un acto artístico todo lo que ocurre en el espacio público y que no se corresponde con las normas sociales y lleva a la gente a pensar", asegura.
Pero no todos coinciden. Las autoridades del distrito berlinés de Friedrichshein-Kreuzberg opinan que "más bien se trata de basura", según un portavoz, que recuerda que todo aquel que sea "pescado" colgando zapatos de cables o de cualquier otro mobiliario urbano será penado con una multa de 35 euros (50 dólares).
Sin embargo, los que ya se encuentran allí, permanecerán como fenómeno urbano. "Sencillamente no tenemos los recursos para retirarlos", reconoce el portavoz.
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