Los disparos de artillería y armas cortas interrumpen desde hace días la calma alrededor del templo Preah Vihear, Patrimonio de la Humanidad, ubicado en una área selvática entre Camboya y Tailandia.
Ambos países se acusan mutuamente de haber empezado las hostilidades, que este martes entraron en su quinto día consecutivo. Aunque el conflicto lleva ya años, este es el peor de los momentos en la relación entre estos dos vecinos del sudeste asiático.
Miles de de civiles tailandeses abandonaron la zona fronteriza tras la reanudación de los combates cerca del disputado templo, mientras que Camboya asegura que los proyectiles tailandeses ya han dañado parte de un ala del complejo religioso hindú.
Al menos 12 soldados han muerto en el último brote de violencia entre los dos vecinos. Unas 36.000 personas han sido desplazadas por los combates, y la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha pedido un alto el fuego.
"Ellos dispararon artillería y mortero y nosotros respondimos," dijo el portavoz del ejército tailandés, coronel Prawit Hookaew. Camboya culpa a Tailandia de haber iniciado el enfrentamiento.
Esto ocurre después de cuatro días de combates en torno a los templos de Ta Krabey y Ta Moan, emplazados en zonas selváticas al oeste de Preah Vehar.
El sábado el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que la disputa fronteriza no puede resolverse por medios militares y que ambas partes deben participar en un "diálogo serio".
Según la cadena británica BBC las negociaciones están canceladas entre ambos países.
El templo de la discordia Sucede que hay partes de la frontera entre Tailandia y Camboya que no han sido formalmente delimitadas, lo que provoca continuas tensiones y exacerba sentimientos nacionalistas de ambas naciones asiáticas.
Y el templo de Preah Vihear, que data del siglo XI, es un punto de particular tensión.
En 1962, un fallo del Tribunal Internacional de La Haya determinó que el templo Preah Vihear le pertenecía a Camboya, pero el área que lo rodea sigue siendo reclamada por ambos países.
Oficialmente Tailandia admite que el templo le pertenece a su vecina, pero reclama una zona de 6,4 kilómetros cuadrados situada en los alrededores, no incluida en el fallo de la corte internacional.
El conflicto se reavivó en 2008 cuando Camboya logró que el templo fuera reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, lo que enfureció aún más a Tailandia.
Según Guy de Launey, corresponsal de la BBC en la capital camboyana, Phnom Penh, los combates nunca habían sido tan violentos ni largos.
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático se ofreció a mediar, pero Tailandia sostiene que no es necesaria la participación de terceros.
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