SANTIAGO.- Hasta último minuto, se especulaba con la realización del concierto de System of a Down, ya que el alcalde de La Florida había presentado, esta semana, un recurso de protección para impedirlo por “ruidos molestos”.
Qué bien que la medida no se efectuó, sino hubiéramos despilfarrado un evento de excelente calidad, único en su especie y con músicos que fueron ensalzados en el pasado Rock in Rio.
El metal alternativo de esta banda estadounidense (con integrantes de ascendencia armenia) cautivó a más de 15 mil fans en el Estadio Bicentenario en su debut en nuestro país. Y cómo no, si en casi dos horas mostraron gran parte de su repertorio, pasando por sus cinco discos.
La voz inconfundiblemente aguda y con guiños arabescos de Serj Tankian fue un deleite en altos decibeles. Es impresionante cómo matiza al cantar o cuando recurre al falsete de esa forma tan peculiar, como jugando con las entonaciones. Por otro lado, cabe destacar el rol del extrovertido guitarrista Daron Malakian, quien también reveló su faceta como intérprete.
El show, acordado para las 21 horas, comenzó 35 minutos después. Entonces, la melodía de “Prison song”, de “Toxicity” (2001), causó un mayor estado de euforia. “B.Y.O.B.”, “Needles”, “Deer Dance” y “Radio/Video” fueron algunos temas que anticiparon al conocido himno “Chop Suey!”.
Luego, “Lonely Day”, “Lost in Hollywood”, “Forest”, “Science”, “Mind” y “Holy Mountains” dieron paso a otro éxito incombustible: “Aerials”. Hits iban y venían. Y aprovechando la efervescencia del público, Tankian defendió las manifestaciones sociales en pos de una educación gratuita y de calidad. Incluso, besó una bandera chilena.
Para el cierre de una jornada fría y de repentina lluvia, el cuarteto tocó “War?”, “Toxicity” y “Sugar”.
La primera vez de System of a Down en nuestras tierras fue maravillosa, impecable y, sí, ensordecedora para el edil Rodolfo Carter.
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