El síndrome que aísla de manera extrema a los jóvenes
SANTIAGO.- La palabra Hikikomori es un término japonés que describe el aislamiento agudo que viven algunos jóvenes, ya que según describen ellos mismos en algunos foros, temen encontrarse con personas, les asusta que los dañen, se sienten incómodos con el resto, incluso mareados con el bullicio, por lo que prefieren recluirse en su mundo de videojuegos y todo lo que puede ofrecerles internet.
Si es la primera vez que escuchas hablar de esto quizás creas que se trata de una moda o de simple pereza, pero en realidad puede durar años, afectando su salud, limitando su sexualidad a fantasear con heroínas virtuales, desarrollando un comportamiento agresivo si son obligados a salir de su habitación, ya que ahí tienen todo lo que les gusta y se sienten protegidos.
Es por esa razón que las familias niponas se sienten avergonzadas de tener un hijo así, ya que es más común en los varones, catalogándolos como solteros parásitos, y en vez de ayudarlos a superar su problemática, los esconden o ignoran, optando por dejarles la comida debajo de la puerta, ya que algunos amenazan con suicidarse aunque su adicción al cibermundo es tan fuerte que no llegan a atentar contra su vida.
Traumas y sobreprotección
Las tesis de esta patología apuntan a que en ocasiones se desarrolla producto de una familia muy sobreprotectora, tras una frustración amorosa, escolar, o por la presión social que les exige un comportamiento y una imagen específica que no logran cumplir.
La psicóloga argentina, Sonia Almada, afirma que en América Latina se está extendiendo el síndrome, y que hay que tener control con el abuso de la tecnología: "Cuando los adolescentes no logran superar las expectativas que los padres depositan en ellos, sienten que fracasan, comienzan a ser pesimistas, se sienten horribles y así también miran al mundo, piensan que nada afuera tiene sentido, y entonces se encierran", indica.
Aclara también la especialista, que un Hikikomori no es sólo un fóbico, sino que es más que un síntoma de su trastorno, ya que reacciona con aislamiento social para evitar toda presión exterior, comienzan a manifestar ira por todo lo que viene del afuera.
En cuanto a su tratamiento, muchos padres esperan a que por sí solos decidan regresar a la sociedad, ya que algunos permanecen así algunos meses, un año o más, pero en su mayoría requieren ayuda profesional: "El trabajo familiar como el terapéutico con el joven, en principio en su domicilio, da resultados consistentes y eficaces. Considero el síndrome por autoencierro una patología actual en ciernes con indicadores psíquicos y somáticos específicos, con posibilidad de una epidemia tanto como la anorexia y el cutting", concluye.
Así que ya lo sabes, es muy importante estar atentos para detectar tempranamente las problemáticas de los hijos, de partida observando si se mantiene por demasiadas horas en el computador, y si deja de interesarse por sus amistades o por otras actividades que desarrollaba, ya que todo comienza de manera progresiva, pero con el amor y ayuda profesional se puede solucionar.
SANTIAGO.- La palabra Hikikomori es un término japonés que describe el aislamiento agudo que viven algunos jóvenes, ya que según describen ellos mismos en algunos foros, temen encontrarse con personas, les asusta que los dañen, se sienten incómodos con el resto, incluso mareados con el bullicio, por lo que prefieren recluirse en su mundo de videojuegos y todo lo que puede ofrecerles internet.
Si es la primera vez que escuchas hablar de esto quizás creas que se trata de una moda o de simple pereza, pero en realidad puede durar años, afectando su salud, limitando su sexualidad a fantasear con heroínas virtuales, desarrollando un comportamiento agresivo si son obligados a salir de su habitación, ya que ahí tienen todo lo que les gusta y se sienten protegidos.
Es por esa razón que las familias niponas se sienten avergonzadas de tener un hijo así, ya que es más común en los varones, catalogándolos como solteros parásitos, y en vez de ayudarlos a superar su problemática, los esconden o ignoran, optando por dejarles la comida debajo de la puerta, ya que algunos amenazan con suicidarse aunque su adicción al cibermundo es tan fuerte que no llegan a atentar contra su vida.
Traumas y sobreprotección
Las tesis de esta patología apuntan a que en ocasiones se desarrolla producto de una familia muy sobreprotectora, tras una frustración amorosa, escolar, o por la presión social que les exige un comportamiento y una imagen específica que no logran cumplir.
La psicóloga argentina, Sonia Almada, afirma que en América Latina se está extendiendo el síndrome, y que hay que tener control con el abuso de la tecnología: "Cuando los adolescentes no logran superar las expectativas que los padres depositan en ellos, sienten que fracasan, comienzan a ser pesimistas, se sienten horribles y así también miran al mundo, piensan que nada afuera tiene sentido, y entonces se encierran", indica.
Aclara también la especialista, que un Hikikomori no es sólo un fóbico, sino que es más que un síntoma de su trastorno, ya que reacciona con aislamiento social para evitar toda presión exterior, comienzan a manifestar ira por todo lo que viene del afuera.
En cuanto a su tratamiento, muchos padres esperan a que por sí solos decidan regresar a la sociedad, ya que algunos permanecen así algunos meses, un año o más, pero en su mayoría requieren ayuda profesional: "El trabajo familiar como el terapéutico con el joven, en principio en su domicilio, da resultados consistentes y eficaces. Considero el síndrome por autoencierro una patología actual en ciernes con indicadores psíquicos y somáticos específicos, con posibilidad de una epidemia tanto como la anorexia y el cutting", concluye.
Así que ya lo sabes, es muy importante estar atentos para detectar tempranamente las problemáticas de los hijos, de partida observando si se mantiene por demasiadas horas en el computador, y si deja de interesarse por sus amistades o por otras actividades que desarrollaba, ya que todo comienza de manera progresiva, pero con el amor y ayuda profesional se puede solucionar.
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