Si los Estados Unidos siguen desarrollando su proyecto de escudo en Europa del Este sin asociar a Rusia, Moscú deberá "tomar medidas de represalia" advirtió el mandatario ante más de 800 periodistas, en lo que constituye la convocatoria más importante desde que llegó al Kremlin en 2008. "Se trataría, entonces, de desarrollar el potencial ofensivo de nuestras capacidades nucleares, sería un escenario que nos haría volver a la época de la guerra fría", añadió.
El gobierno de Barack Obama reaccionó inmediatamente y volvió a asegurar que el escudo que está desplegando en Europa no va dirigido contra Rusia, sino ante la amenaza que representa Irán. "Hemos pasado muchos años diciendo claramente que nuestra cooperación en la defensa antimisiles no está de ninguna manera dirigida contra Rusia", explicó el vocero del departamento de Estado, Mark Toner.
Moscú ha insistido, en los últimos años, en que debe ser miembro de pleno derecho en el sistema antimisiles y rechaza que un escudo controlado sólo por Occidente cubra una parte del territorio ruso. Hasta ahora, Occidente no ha respondido a la demanda.
Washington dio marcha atrás en 2009 con un primer proyecto para crear un escudo antimisiles desarrollado por la administración de George Bush que había provocado la cólera de Moscu. Luego, anunció un una nueva versión, menos controvertida, sobre la que persistían numerosos desacuerdos.
Descontento por la evolución de las conversaciones con Washington sobre esta cuestión, el presidente ruso también amenazó con abandonar el tratado de desarme nuclear START que entró en vigencia este año después de largas y difíciles negociaciones.
La politica de las falsas alarmas:
Aunque el tono que eligió Medvedev para sus críticas insinúa la posible adopción de una postura mucho más dura por parte de su gobierno, analistas rusos aseguraron que el país no está en condiciones de asumir esa responsabilidad.
Para el experto militar ruso independiente Alexandre Golts, las advertencias del mandatario son "amenazas gratuitas" ya escuchadas antes. "La industria rusa tiene medios limitados" que no le permitirían lanzarse en una nueva carrera armamentista, como fue el caso durante la guerra fría, explicó.
"Los responsables en el poder piensan que es posible, pero los analistas independientes estiman que son amenazas gratuitas", insistió una experta del centro Carnegie en Rusia, Maria Lipman. "Tenemos poco éxito en materia de altas tecnologías y de armamento, al punto que estamos obligados de comprar equipos militares en el extranjero", agregó la especialista en referencia a la reciente adquisición negociada por Moscú de dos navíos de guerra franceses clase Mistral. "Medvedev probablemente quiso mostrar a las élites conservadoras rusas que no bajaba la guardia", dijo.
El año pasado, Moscú había amenazado con desplegar misiles de corto alcance Iskander en Kaliningrado, enclave ruso en las puertas de la Unión Europea, en caso de riesgos suplementarios para su seguridad vinculados al despliegue del escudo estadounidense. Esta eventualidad no ha vuelto a ser mencionada.
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