Los científicos que estudian los datos del gran sismo japonés de marzo están descubriendo sorpresas con respecto a este fenómeno, que ha provocado unas 20 mil muertes y la filtración de radiactividad en la planta nuclear de Fukushima, que obligó a evacuar a 80.000 personas por un tiempo indeterminado.
Una de ellas, por ejemplo, señala que los investigadores descubrieron que este gran sismo "no desplegó la misma radiación sísmica de alta frecuencia que acompañó al destructivo terremoto de 8.8 grados de magnitud en Chile el año pasado", se indica en la revista Science, donde fue publicado el estudio, junto a otros dos enfocados en este tema.
El equipo sugiere que esta diferencia podría explicarse por las profundidades a las que se dieron estos terremotos: En Chile fueron menores que en el de Japón, por lo que allá causaron señales más débiles.
Estos datos fueron entregados por Mark Simons y sus colegas del Instituto de Tecnología de California (Caltech), quienes señalan además que se debe vigilar la actividad sísmica en la región de Ibaraki, inmediatamente al sur del lugar donde se produjo el temblor más reciente, debido a que muchos pensaban que la zona donde se produjo el gran sismo de marzo "difícilmente provocaría un terremoto grande, y eso fue un error", señaló a la agencia AP.
"Aprendimos que debemos ser mucho más suspicaces sobre cosas que damos por seguras y más explícitos acerca de lo que no sabemos", señaló Simons.
DESPLAZAMIENTO DE TRES METROS
Además, otra investigación realizada por Mariko Sato de la Universidad de Tokio, señala que fueron detectados movimientos en el fondo marino de más de 20 metros horizontalmente y de tres metros en forma vertical, los que se extienden por varios kilómetros a lo largo de la placa de la Fosa de Japón. Los datos fueron recogidos por una serie de aparatos instalados en el suelo marino cerca del epicentro, los que fueron comparados con los entregados en las mediciones de GPS y los registros de ondas acústicas.
Además, otra investigación realizada por Mariko Sato de la Universidad de Tokio, señala que fueron detectados movimientos en el fondo marino de más de 20 metros horizontalmente y de tres metros en forma vertical, los que se extienden por varios kilómetros a lo largo de la placa de la Fosa de Japón. Los datos fueron recogidos por una serie de aparatos instalados en el suelo marino cerca del epicentro, los que fueron comparados con los entregados en las mediciones de GPS y los registros de ondas acústicas.
Los expertos señalan que este movimiento horizontal es más de cuatro veces mayor que lo que había sido detectado por los artefactos sensores con base en tierra, dicen los investigadores.
LA FUERZA DEL TSUNAMI
Por último, Satoshi Ide junto a su equipo describen en la revista cómo modelaron la evolución de la ruptura del terremoto, logrando identificar que el movimiento ocurrió en la dirección opuesta del deslizamiento a lo largo de la falla.
Por último, Satoshi Ide junto a su equipo describen en la revista cómo modelaron la evolución de la ruptura del terremoto, logrando identificar que el movimiento ocurrió en la dirección opuesta del deslizamiento a lo largo de la falla.
"Este movimiento adicional implica una fuerte dependencia profunda en ambos, deslizamiento y energía sísmica, que probablemente influyeron en la fuerza del tsunami", aclaran.
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