Este viernes debuta en EE.UU. una de las películas más comentadas del semestre, sobre un hombre enterrado vivo en un ataúd.
Es una pesadilla. La película muestra durante 94 minutos a un hombre enterrado vivo en un ataúd en medio del desierto de Irak.
En Buried (Enterrado) no hay más escenas que las de un chofer de transportes estadounidense contratado en ese país en guerra y que, luego de un ataque terrorista, despierta dentro de un cajón de madera vieja con la única compañía de un encendedor y un celular. Era un guión que rondó los estudios cinematográficos durante un año sin que nadie se atreviera a llevarlo a cabo. Hasta que el director español Rodrigo Cortés, de 37 años y con una película anterior -Concursante- consiguió 3,4 millones de dólares con productoras independientes y convenció a una de las figuras ascendentes de Hollywood, Ryan Reynolds, protagonista de la comedia La propuesta (con Sandra Bullock) y casado con la actriz Scarlett Johansson, de que era su oportunidad para ser considerado un actor "serio".
(detras de camaras de Buried.)
"El espectador queda clavado en su butaca desde el arranque hasta el desenlace sin que la angustia mengüe un solo instante", señala La Vanguardia sobre el filme que juega con la claustrofobia, el suspenso y el terror. "Cortés se arriesga con una historia que bien podría haber sido firmada por el maestro del suspenso, Alfred Hitchcock", agrega el diario español. "Es un ingenioso ejercicio de tensión sostenida. Haría que Hitchcock se revolviera en su tumba", apunta Variety.
La trama fue calificada con cuatro de cinco estrellas por el periódico inglés The Guardian. Ganó el premio de la crítica a la mejor película en el Festival de Deauville, en Francia, y recibió favorables comentarios en Sundance, San Sebastián y Toronto. La producción, además, cerró trato de distribución en 4 mil salas alrededor del mundo, la mitad de ellas en Estados Unidos, donde se estrena este fin de semana. Mientras que en Chile aún no hay fecha definida.
Destrozado:
Buried fue rodada durante 17 días y con dos cámaras, en Barcelona. Fueron construidos siete ataúdes, con tamaños y formas diferentes para lograr distintos planos. El mayor sacrificio se lo llevó el protagonista: "Terminó la película destrozado, con la espalda sangrando, los dedos quemados por el encendedor, la piel erosionada y sin pelo en la parte posterior de la cabeza por el roce contra el ataúd", dijo Cortés en una entrevista a un medio español.
Sobre la realización del filme, el director describe que "rodamos cerca de 12 horas diarias. Uno de los ataúdes tenía las paredes móviles para que pudiéramos avanzar con la cámara. Con otro incluso podíamos utilizar la cámara al hombro".
Mientras que Ryan Reynolds reconoció al diario El País que el rodaje "fue una pesadilla" y que tuvo al menos un par de ataques de pánico. Aunque prefiere no quejarse. "Es el papel de mi vida... Apenas ensayé", detalla en el mismo diario.
Sobre la posibilidad de ser premiado por este rol - como ya lo prevén sitios especializados como el Award Circuit-, el actor de 33 años señala en la página web Siglo XXI que "ya bastante contento estoy con el lugar adonde llegamos. Todo lo que pase de ahora en adelante es como la cobertura del mejor postre".
El entusiasmo, eso sí, no es unánime. The New York Times calificó la película como "manipuladora" y "sensiblera". También opinan que las habilidades de Reynolds -a quien ya antes habían calificado de "rubio actor de segunda en el que alguna vez se vislumbra un actor de primera"- están "por debajo" de los requerimientos emocionales de un personaje en tan desesperadas circunstancias.
Más o menos elogios, Reynolds tiene agenda copada en Hollywood. Estará en la superproducciónLinterna Verde, donde se pone el traje de superhéroe con debut para 2011; se reencontrará con Sandra Bulllock en la comedia Most wanted, y también contempla proyectos con Denzel Washington y Nicolas Cage, entre otros.
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