Siete militares y 11 guerrilleros murieron el lunes en Colombia, en una reactivación de las acciones violentas en medio del conflicto interno a menos de tres semanas de los comicios para elegir alcaldes y gobernadores, informó el Ministerio de Defensa.
Guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) atacaron con explosivos un convoy del Ejército en una región montañosa del suroeste del país, mientras que la Fuerza Aérea bombardeó un campamento del mismo grupo rebelde en otra región.
El ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, dijo que el ataque de las FARC contra una caravana del Ejército, que dejó cinco soldados y dos sub oficiales muertos, se produjo en zona rural del municipio de Caloto, en el departamento del Cauca, en donde los rebeldes activaron explosivos al paso de los vehículos en los que se desplazaban los militares.
El departamento del Cauca es una conflictiva región, estratégica para la producción y el tráfico de cocaína, en donde las FARC se mantienen activas y resisten una ofensiva de las Fuerzas Militares que buscan obligarlas a replegarse.
Mientras, el bombardeo contra un campamento del mismo grupo rebelde, se produjo en zona rural del municipio de Sardinata, en el departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela.
"A esta altura, en una operación policial y militar en contra de la cuadrilla 33 de las FARC, han sido encontrados 11 cuerpos de miembros de esa organización, se han incautado 7 fusiles, 3 morteros, 3 lanzagranadas", dijo Pinzón en declaraciones a periodistas.
Históricamente, la guerrilla aumenta sus ataques en la antesala de las elecciones para ganar protagonismo militar y político, mientras que las Fuerzas Armadas del Estado también intensifican sus operaciones para impedir las acciones de los rebeldes.
Colombia, país de 46 millones de habitantes, afronta un conflicto interno armado desde hace casi cinco décadas que cobra miles de vidas al año.
Aunque la intensidad del conflicto bajó en los últimos años, como consecuencia de una ofensiva militar apoyada por Estados Unidos que obligó a la guerrilla a replegarse a apartadas zonas montañosas y selváticas, los combates y ataques aún son frecuentes y normales.
Pese a la reducción de los asesinatos, las masacres, los secuestros y los ataques con explosivos, la guerrilla aún mantiene la capacidad de realizar acciones de gran impacto, inclusive en grandes centros urbanos, pese a haber perdido a importantes comandantes en bombardeos de las Fuerzas Armadas y a la deserción de miles de combatientes.
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