Las lluvias que acompañan al huracán «Irene» —clasificado con una fuerza al filo de la destructiva categoría 3— empezaron ayer a alcanzar la costa este de Estados Unidos como anticipo de su embestida a lo largo de este fin de semana. La tormenta, según la trayectoria estimada por el servicio federal de meteorología, amenaza a unos 65 millones de personas desde las dos Carolinas hasta Massachusetts. Muchas de las cuales no se han enfrentado con un huracán desde 1991.
Mareas superiores a lo normal, olas de más de dos metros y fuertes lluvias empezaron ayer viernes a registrarse en las playas más expuestas. Con una llegada a tierra, entre vientos superiores a los cien kilómetros por hora, prevista durante las primeras horas de este sábado a través de Carolina del Norte.
El presidente Barack Obama se ha visto obligado a adelantar un día la vuelta de sus vacaciones en la exclusiva isla de Martha's Vineyard, situada frente a las costas de Massachusetts y dentro de la zona amenazada por «Irene». Antes de partir con su familia, el ocupante de la Casa Blanca advirtió a todos los habitantes de la costa este la necesidad de tomar precauciones ante lo que no dudó en calificar como un «huracán histórico».
Según ha recalcado Obama, todo hace indicar que se trata de «una tormenta extremadamente peligrosa y costosa». Entre múltiples anuncios de estados de emergencia, evacuaciones obligatorias y cancelaciones, Obama declaró el estado de emergencia federal para Nueva York, por lo que la alcaldía ordenó ayer la evacuación obligatoria de unos 250.000 residentes de las zonas más expuestas. Decisión nunca tomada por el gobierno municipal de esa ciudad y que afecta a barriadas enteras en Brooklyn, Queens, Staten Island, la isla del gobernador además del parque Battery y el distrito financiero.
Nueva York también ha decidido suspender los servicios de transporte público, empezando por el metro para evitar accidentes por la fuerza del viento en los tramos no subterráneos. En función de la intensidad de la tormenta, también se contempla cerrar los puentes que comunican Manhattan. Según ha insistido el alcalde Michael Bloomberg, «solo hace falta mirar los mapas meteorológicos para entender lo grande y única que es esta tormenta y que básicamente se dirige hacia nosotros». En la capital federal, se ha optado por posponer sin fecha la inauguración del nuevo monumento al reverendo Martin Luther King situado cerca de la Casa Blanca.
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