Junto con el Raúl Ruiz y Aldo Francia, el cineasta chileno Miguel Littin cierra esa generación de directores que a fines de los ’60 produjo lo que los especialistas han denominado "la trilogía histórica" de películas que iniciaron el movimiento del "nuevo cine chileno".
“Eso ocurrió con Aldo Francia en Valparaíso, conmigo en Chillán y con Raúl Ruiz en Santiago. Las películas ‘Valparaíso, mi amor’, ‘El chacal de Nahueltoro’ y ‘Tres tristes tigres’, fueron nuestros inicios, llenos de entusiasmo y vigor, donde mostramos aspectos del Chile muy distintos a los que se conocían”, recuerda hoy Littin, devastado por la noticia de la muerte de Ruiz.
“Fue mi amigo desde la adolescencia y lo será hasta siempre. Estuve con él hace muy poco. Seguía luchando por su vida y además seguía trabajando en sus películas, incluso durante el proceos del transplante. Era incansable, una personalidad inagotable.
"Hoy me desperté con la certeza de que Raúl había muerto. Es el más grande director de la historia del cine chileno. Es una pérdida inconmensurable para el arte chileno”, señala el director.
Miguel Littin tiene previsto trasladarse a Francia para acompañar a Valeria (Sarmiento, la realizadora chilena y su mujer). El réquiem en París se realizaría este 23 de agosto y los restos llegarían la próxima semana a Santiago. "Me inunda la tristeza. Estoy viviendo un luto enorme", dice.
El director de "Dawson, Isla 10" señaló además que es el momento de recuperar la obra de Ruiz. "Se tienen que abrir las pantallas de Chile para dar sus películas históricas. No sólo tiene la Cinemateca (del Centro Cultural Palacio La Moneda) tiene que estar al servicio de su obra. Al menos una sala de Chile debiera llamarse Cine Raúl Ruiz. Si es que los cines son chilenos, es lo que corresponde, para recuperar y apreciar el maravilloso legado de Raúl. Sería el mejor homenaje: proyectar sus películas en todas las salas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario