Sobreviviendo" con lo que los 22 consursantes echaron a un maletín tipo James Bond, en Santiago.
La bailarina Valentina Roth, que se pasó los tres días renunciando por frío, calor, hambre, sed o deseos "de carretear", llevó maquillaje y pintura de uñas y regresando a Chile se fue. El ex futbolista Daniel Morón llevó una miel que le quitaron en la aduana, a la vuelta. Hay ocho "conocidos" y 14 desconocidos que viajaron 15 horas, junto a 64 personas del canal en tres buses arrendados, huyendo del fin del mundo. Porque de eso se trata el espacio que parte hoy a las 22 horas: inspirado en la profecía maya que dice que el 2012 la Tierra se termina y mueren todos, en el calentamiento global que anuncia que Chile se hundirá bajo el mar y en la serie Lost, la historia se centra en el "experimento" de una misteriosa organización que se pone en el caso de que la civilización se extinga. Ellos salvan a 22 personas. Las abandonan en unos containers en el desierto. Y una vez que pasa la catástrofe deben volver caminando a lo poco y nada que quedó de Chile y arreglárselas.
Alarma. Emergencia. Todo empieza mal. No hay cámaras. No hay sonido. No hay nada: el camión con equipo técnico de Canal 13 queda detenido en la aduana de San Juan. Los productores aúllan por los celulares y corren bajo 35 grados de calor. Mientras el ex futbolista Frank Lobos, que se compró zapatillas nuevas con suela fosforescente para entrar al reality; un fotógrafo de modas de revista Caras que se declara "open mind" y camina como si estuviera en una pasarela; y una ex Miss Playboy de perfume a fruta madura, labios como picados de abeja y tacos de plexiglass, entre otros concursantes, viven el primer día cuchicheando en la primera parada transandina. Pero luego sufren.
Día 2: Los participantes "aterrizan" en Ischigualasto y un aguacero los pilla de noche, en plena caminata de más de cuatro horas. Los 22 van apenas vestidos con un overol rojo sin mangas y su maletita de aluminio. La ex Miss llora sin consuelo. Quiere ayuda. Regresar a su casa. Las mujeres se quejan. Los camarógrafos intentan registrar lo que pueden de la travesía. Pero deben proteger los equipos. Son más de las tres de la mañana. El agua no cesa. Los rayos caen. La temperatura baja. Todos mojados. Y finalmente, en medio de la nada, cada cual intenta protegerse bajo un par de mini carpas que son armadas por la producción.
A kilómetros de distancia, en la entrada al parque, en la "base" de Canal 13 compuesta por los buses, un camioncito de catering -que reparte un pan con jamón y queso dos veces al día- y camionetas 4 x 4 transandinas, Sergio Lagos y Angela Prieto, los animadores del espacio, esperan. Desorientados. Comparten una mini parrilla a la intemperie con los choferes. Están nerviosos. Deben ser llevados a grabar con los concursantes. Son las dos, tres, cuatro de la madrugada. Pero la lluvia ablanda los terrenos y ya nadie puede entrar. "Esto es extremo", opina Prieto, acurrucada, doblada en el asiento de un bus.
Amanece. Los rumores corren: Se salió un río y participantes y productores quedaron aislados. Hay que suspender todo. Adiós al reality. Pero más tarde, medio húmedos aún, los 22 surgen de las carpas. Acalambrados. Parte el segundo día de camino. Claudio Iturra, una especie de Cocodrilo Dundee con look de bailarín de Yingo que postuló al casting y quedó como "guía" de los protagonistas, marca la ruta. El les enseñara a "comerse una araña, si es necesario". A "que todo está en la mente". Y , bajo una quebrada, les hará beber su propia orina para hidratarse. Todos abren los ojos. Les entrega a cada uno un recipiente de plástico para que lo llenen y los que no logran hacerlo pueden tomar la de un compañero. Nadie lo puede creer. Es broma. Y no. Algunos terminan retorcidos. Otros aletean. Dan saltitos tras la prueba.
"Los últimos reality desgastaron el formato. 1810 fue muy bueno, pero el alargue lo mató", explica Sergio Nakasone, productor ejecutivo con polera de Tiburón y pelo largo, "cerebro" de los reality del 13. "El uso excesivo de la farándua también los desgastó... En 1810 estábamos al aire y los participantes estaban en la calle. En la competencia (Pelotón, de TVN), la protagonista (María Eugenia Larraín) estaba afuera, celebrando su cumpleaños. Por eso hay que volver a los reality de aislamiento y extremos". Esa es la apuesta del programa que cuesta unos $ 1.800 millones, aproximadamente, e irá de domingo a jueves. ¿Y Roth? "Se descarta la farándula dura, pero también debe estar representada", responde el productor, que recorre el último tramo con los reclutados.
El fotógrafo de papel cuché se agacha a una posa de barro y se lo esparce por la cara. "Es lo mejor para la piel", asegura. Cox lo sigue. Una chica empieza a cojear. El tercer día termina a bordo del bus. Será una noche y un día más en la carretera, con detenciones entre las montañas hasta llegar al lugar en Calera de Tango que ya los acoge para la convivencia durante tres meses y medio. Con las cámaras siempre apuntándolos.
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