miércoles, noviembre 03, 2010

Historia del preservativo

El preservativo ha sido usado desde tiempos antiguos para prevenir "enfermedades venéreas" (como se les conocía antes, en honor a Venus, diosa del Amor), al igual que como método anticonceptivo. 
En cuanto el ser humano descubrió la relación entre el sexo y la concepción de los hijos, así como entre el sexo y la aparición de ciertas enfermedades, comenzó a utilizar secciones más o menos largas de tripas de animales con una de las puntas atada. Estos dispositivos aún hoy pueden conseguirse (construidos de manera un poco más sofisticada), debido a su capacidad de transmitir el calor corporal y por su sensación táctil, pero no son muy efectivos en la evitación de la concepción. En Egipto, al menos desde 1000 a. C. se utilizaban fundas de tela sobre el pene. La leyenda del rey Minos (1200 a. C.) hace referencia al empleo de vejigas natatorias de pescado o vejigas de cabra para retener el semen. 
En el 2000, el museo Británico de Londres expuso por primera vez los preservativos más antiguos del mundo que se conservan, de alrededor de 450 años, que fueron encontrados en excavaciones hechas en los ochenta en el Castillo de Dudley, en el centro de Inglaterra.
 Los ejemplares expuestos corresponden a los siglos XVI, XVII y XVIII. Llama la atención que estos ejemplares son tan finos como los que se fabrican actualmente de manera industrial con látex. Estos preservativos, fabricados con intestinos de animales, están cosidos cuidadosamente en una extremidad, mientras que la otra punta tiene una cinta que permite mantenerlos apretados una vez colocados. Pero miden 34 mm de ancho (mientras que los actuales miden 52 mm, 18 mm más anchos que los antiguos ingleses). 


Según los expertos, esos preservativos estaban destinados a hombres que frecuentaban casas de prostitución. No se empleaban como anticonceptivos sino para evitar enfermedades venéreas, especialmente la sífilis. Se cree que antes de ser usados se sumergían en leche tibia para que se ablandaran. 

Estos preservativos de tripa se fabricaban a mano, posiblemente eran muy caros y la idea era utilizarlos varias veces. No se sabe cómo es que se conservaron hasta la actualidad. 


Se registran también esfuerzos por inventar preservativos de tela finamente entretejida, pero obviamente no fueron efectivos y se descontinuaron. El médico italiano Gabrielle Falopio (1523 - 1562) propuso en su libro "De morbo gallico" el uso de fundas de tela, que recubrían únicamente el glande y se anudaban con un lazo, para evitar la sífilis. 

Cuando a finales del siglo XIX los ingleses comenzaron a producir preservativos de látex indio se dio un gran paso en su efectividad y fácil disponibilidad, vendiéndose en farmacias. Sin embargo, hasta mediados del siglo veinte, bastante después del fin de la Segunda Guerra Mundial (1945) en muchos países su venta estaba prohibida. 

Es en el siglo XIX cuando aparece por primera vez la palabra "condón", en un libro dedicado a la sífilis, escrito por el Dr. Turner. 


En Argentina, en 1947 comenzaron a instalarse dispensadores de preservativos en los espacios públicos. Tras la caída del gobierno democrático (1955) desaparecieron las fábricas de preservativos, los dispensadores y hasta los baños públicos, que fueron considerados una afrenta a la moral pública debido a que frecuentemente eran usados por homosexuales como sitio para buscar pareja. 





En Estados Unidos se permitía su venta "sólo para la prevención de enfermedades". Frecuentemente su disponibilidad en una farmacia era comunicada a un potencial cliente de una manera indirecta, tal como pequeños anuncios publicitarios que hablaban de "esponjas de goma" (rubber sponge). De ahí que aún hoy en EE.UU. a los preservativos se les dice rubbers ('gomas'). 

En muchos países existen organismos que distribuyen de forma gratuita preservativos tanto para control de la natalidad como para prevención de ETS. Estas iniciativas encuentran oposición por parte de grupos religiosos y moralistas que se oponen a la distribución o uso de preservativos. 




Tipos de preservativos


Originalmente el preservativo era para uso masculino, pero en la actualidad existen tanto para hombres como para mujeres. 




El preservativo masculino es una funda que se coloca sobre el pene y generalmente posee un espacio en el extremo cerrado llamado depósito, diseñado para contener el semen. Mide de 16 a 22 cm de longitud y de 3,5 a 6,4 cm de diámetro. La medida estándar de un preservativo es de 180 mm de largo, 52 mm de ancho nominal y entre 0,06 y 0,07 mm de grosor. 



El ancho nominal es el que se mide con el preservativo aplanado, por lo que 52 mm de ancho nominal implican 104 mm de circunferencia, o 33 mm de diámetro cuando éste adopta forma cilíndrica sin ser estirado.

El preservativo femenino consiste en una bolsa que recubre el interior de la vagina. Mide de 160 a 180 mm de largo y de 76 a 82 mm de ancho, dependiendo del punto donde se tome la medida, ya que sus paredes no son paralelas. Su grosor varía entre 0,041 mm y 0,061 mm. La abertura del preservativo tiene un anillo con un radio de 65 mm. En el interior se encuentra otro anillo fabricado también en poliuretano, no integrado estructuralmente a la bolsa que conforma al preservativo, y que sirve tanto como ayuda para insertarlo en la vagina, como para mantenerlo en su sitio, ya sea justo previo al coito o desde antes si se camina con el preservativo puesto.


El preservativo femenino más ampliamente utilizado está bajo la patente de un fabricante, que lo presenta también en nitrilo. Y más recientemente otro fabricante lo hace de hule látex natural.




Hay preservativos masculinos de color natural y en toda la gama del arcoiris, transparentes u opacos, e incluso fosforescentes. Algunos tienen estampados en su superficie. Pueden ser lisos o con texturas (anillos, tachones) para aumentar la sensación táctil; con aromas diversos (vainilla, fresa, chocolate, banana, etcétera); con formas anatómicas especiales para aumentar la comodidad y/o la sensibilidad; más largos y anchos o ajustados; más gruesos (extra fuertes) o más delgados (sensitivos); con lubricante saborizado; sin lubricar, lubricados ligeramente, extra lubricados, entre otros.

Hay preservativos holgados o ajustados; lisos o con textura para aumentar la sensación táctil; con sabores, para realizar sexo oral; de mayor grosor para aumentar su resistencia o más delgados para aumentar la sensibilidad; con más o menos cantidad de lubricante y con espermicida.

Hasta 2005 eran comunes los preservativos que ofrecían un espermicida, el nonoxinol-9, sin embargo, diversos estudios muestran que la mucosa vaginal y el recubrimiento del ano son susceptibles a irritarse ante esta sustancia, por lo que cada vez es más raro encontrarlos.

En varios países se producen preservativos de poliuretano y otras resinas sintéticas, para personas que son alérgicas al hule látex natural. 



FOTO :Campaña del SIDA 



Uso apropiado del preservativo masculino



El preservativo debe ser puesto sobre el pene erecto inmediatamente después de alcanzar la erección, y antes de cualquier contacto con la vagina o el ano de la pareja.
Si la vagina de la pareja no produce una buena cantidad de lubricación natural, se debe usar lubricante para reducir la abrasión del preservativo.
El uso de lubricante es prácticamente necesario en el sexo anal, ya que la mucosa anal no genera su propio lubricante.
Se debe usar un lubricante apropiado dependiendo del material del preservativo. Con los condones de látex hay que usar un lubricante con base de agua y glicerina o de silicona médica, ya que el hule es soluble en petrolatos y otras sustancias presentes en la vaselina, los aceites para bebés y aceites para masaje. Los preservativos fabricados en poliuretano sí pueden usarse con cualquier tipo de lubricante, sin que se deterioren.
Para realizar sexo anal, se pueden conseguir preservativos especialmente diseñados para ello (más gruesos, por lo tanto más difícil de rasgarse).
No se recomienda el uso de preservativos de poliuretano para coito anal, porque no se ha comprobado la efectividad del poliuretano para brindar protección en estas situaciones, y hay, en cambio, evidencia de inflamación y desgarramiento del recto cuando éstos se emplean con este modo.
También es peligroso el uso de espermicida en prácticas anales, ya que existen estudios que demuestran que afecta a las defensas del epitelio rectal, debilitándolas, y por tanto, haciendo vulnerable al usuario a una infección transmitida sexualmente.
No se deben guardar los preservativos directamente en el bolsillo del pantalón, ya que la fricción y el calor corporal durante periodos prolongados tiende a debilitar el látex. Lo mismo sucede si los preservativos se guardan en la guantera del automóvil.
El pene se debe retirar inmediatamente después de la eyaculación, cuando todavía esta erecto, ya que no hacerlo implica un riesgo innecesario.
Al retirar el pene de la vagina o el ano, se debe tomar con los dedos la base del preservativo para evitar que se resbale y quede dentro, con riesgo de contagio o concepción. 




Deben lavarse las manos y el pene antes de continuar el contacto sexual con la pareja.
Para quien nunca antes ha usado un preservativo, es recomendable provocarse una erección y colocárselo a solas. Las mujeres también pueden practicar utilizando una verdura elongada (como, por ejemplo un pepino o una zanahoria).
Los preservativos son desechables, no se deben volver a usar.



Pruebas de calidad


En la actualidad se utilizan diversos métodos para controlar la calidad de los preservativos. Se ha popularizado la utilización de la prueba electrónica, que es general, ya que cada preservativo es sometido a este control. La prueba electrónica aprovecha las propiedades aislantes del hule y de algunas resinas sintéticas, para detectar rasgaduras o perforaciones en la superficie del preservativo. Cada unidad es montada sobre un molde metálico, el cual es sumergido en una tina que contiene una solución conductora de electricidad. Si hubiera una rasgadura o perforación, el molde de metal sobre el que está montado el preservativo recibirá una descarga. En tal caso, ese preservativo es descartado de forma automática.

Otros controles de calidad son estadísticos, como por ejemplo: 

Volumen de estallido 
Se mide la capacidad de aire que soporta el preservativo antes de estallar. 
Presión de estallido 
Se mide la resistencia a la presión sobre la superficie del preservativo. 
Inspección visual de defectos 
Se buscan burbujas, malformaciones o pliegues. 
Suspensión con agua 
Se buscan orificios no visibles, rellenando una muestra de preservativos con agua para comprobar si se filtra. 
Solidez del color 
Empacado y etiquetado de acuerdo a las normas del país o región de que se trate 
Hermeticidad del empaque primario
Algunas de estas pruebas se repiten, después de haber sometido a los preservativos al horno de envejecimiento, un dispositivo que reproduce en pocos días el desgaste originado por años de almacenaje. 

Puede darse el caso que un mismo lote de preservativos sea sometido a los mismos controles de calidad hasta en 3 diferentes ocasiones: por el fabricante, por un laboratorio independiente y por los respectivos ministerios de salud de cada país, para asegurar una máxima eficiencia y el menor riesgo para los usuarios. 






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