Los vientos intensos que causaron destrozos en varios estados del occidente amainaron el viernes, pero centenares de miles de personas continuaban sin electricidad y equipos de trabajadores trataban de limpiar casas y caminos, así como de retirar escombros, árboles y postes derribados.
En el sur de California, donde los daños fueron mayores, varias ciudades mantenían el estado de emergencia por segundo día consecutivo. Una decena de distritos escolares siguieron cerrados.
La fuerza del vendaval quedó en evidencia en una calle de Temple City, suburbio de Los Ángeles: la vía quedó bloqueada por una fila de postes de electricidad derribados al mismo tiempo por el viento.
Este viernes seguían sin electricidad unas 200.000 personas en el sur de California y miles más en Utah, donde los vientos superaron 160 kilómetros por hora. Algunos sectores no recuperarán el suministro hasta el domingo, según autoridades locales.
En Pasadena, ciudad caracterizada por antiguas edificaciones y calles flanqueadas por añosos robles, un equipo de inspectores revisaba más de 100 edificios dañados para ver si eran clasificados como demasiado peligrosos para ser habitables. Así lo confirmó Lisa Derderian, coordinadora de emergencias.
En el norte de California, equipos de bomberos batallaban con incendios forestales desatados por la caída de cables. Allí el viento destruyó al menos cuatro viviendas.
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