domingo, diciembre 25, 2011

“No me gustó el regalo que me hizo, cómo se lo digo”


Recibir esta Navidad un electrodoméstico cuando no se ha pedido o un objeto que ya se tiene puede causar risa o una tremenda frustración. Lo mismo pasa, a veces, cuando se aprecia una desproporción en la inversión hecha por uno frente al de la pareja.

Aunque la racionalidad nos dice que lo importante del regalo está en la preocupación o cariño tras el mismo, no es menos cierto que muchos no logran superar el momento y hacen ver su malestar.

Por eso, los expertos recomiendan que, antes de reaccionar y oscurecer el ambiente familiar, lo más sano es revisar en silencio el por qué no gusta el regalo recibido y ver qué asociaciones se están haciendo con ese objeto.

Miguel Ángel Serrano, psicólogo Clínica Dávila, propone ir mucho más allá y dar una salida al conflicto: “¿Debiera la pareja saber lo que me gusta porque es adivino? o ¿porque le he dicho muchas veces lo que quiero? Cualquiera sea la alternativa, estoy generando una expectativa del otro que me impide ver realmente quién es mi pareja”.

 A lo mejor, agrega, se le puede decir muchas veces qué cosas no nos gustan, pero puede ser que él o ella no estén captando el mensaje “y no es que no me quiera más o menos, sino que es simplemente volada, por ejemplo”.

En la otra situación, ésa en que hay una diferencia considerable entre el costo de uno y otro regalo, el psicólogo llama a ser objetivos. “Comprar algo caro tiene que ver con el interés que puedo tener por una persona y el amor que me lleva a adquirir eso, porque quiero demostrar lo que significa para mi, pero también puede mezclarse con que el otro, no vaya a pensar que si no le regalo algo caro, es por falta de interés y te metes en una serie de prejuicios”, señala.

Por eso, el psicólogo invita a darse cuenta que “yo no soy lo que regalo y el otro no es lo que yo le regalo, puedo obsequiar una flor, un auto. Lo que importa es el acto emocional, lo que mueve a dar al otro, más que el precio”.

Lo complejo, indica es sobrevalorar los objetos en función de su valor, su calidad, su prestigio. “Tiene que ver con modelo capitalista que nos movemos, donde el dinero está metido en todo y en ese sentido, el trabajo es individual para volver recuperar los valores esenciales. El dinero es súper importante, una especie de energía para hacer cosas, pero no es lo que nos define y si vamos a mirar el regalo por la marca y eso lo vamos a tomar como sinónimo del amor, estamos absolutamente perdidos de cuáles son la base de una relación afectiva”. 

Reacciones desmedidas 
Decir lo que uno quiere es otra manera de evitar malos entendidos, pero le quita el elemento sorpresa. Regalar una gift card, cero problema, cero romanticismo y ni hablar de creatividad.

Para Fernando Marchant, psicólogo de Vidaintegra enojarse en forma desmedida o tirar el regalo por la cabeza, solo son reacciones de personalidades limítrofes e irritables.

“Una persona sensata dentro normalidad, lo agradece y no va hacer nada fuera de serie. Ahora si está centrada en lo material y le regalas flores o unas espigas de trigo te las va a tirar igual”, sostiene.

En cambio, sugiere Marchant, dar objetos simbólicos solo cuando la pareja está más alineada con lo emocional, psicólogico y espiritual. Aunque existen tantos regalos que bastaría con observar los gustos, necesidades o deseos para encontrar un presente ideal.

Añade que un maravilloso presente, tiene que hacerse desde el amor y no desde la culpa o la ostentación y señala, que hay muchas personas que los omiten.

Se salen de escaladas materialistas y valoran más la presencia del otro, para sentirse amados, protegidos, acompañados. “Más vale hacer juicios sobre la realidad, ver presupuestos y no olvidar que se vienen las vacaciones, las matrículas y todo lo que implica marzo”, recomienda.

En ese sentido, Miguel Ángel Serrano, llama a conectarse con la gratitud y agradecer el poder dar y recibir y sobre la base de la confianza poder decir al otro, las preferencias para ir educando a la pareja.

Además, recuerda que estas fechas hay que ensalzar los valores de amor, unidad, respeto y consideración por el otro, más que preocuparse por el tipo de regalo que se hace o se recibe. “Si te remontas al hecho histórico la llegada de Jesús, nos señala que es el momento en que la energía crística entra el mundo, que habla del amor, el respeto, la humildad, la simpleza, la rectitud, la aceptación, y de una actitud radical puesta en el presente, donde se valora lo que hay o lo que es y no se desvaloriza por lo que podría haber sido. Es una energía que no tiene nada que ver con religiones”, indica.

Por tanto, en estas fechas los abrazos que se entreguen valdrían mucho más que el regalo que se dé.

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