Durante este año, los científicos revelaron una serie de datos desconocidos de la historia humana. Ahora se sabe que los orígenes de la gastronomía datan de hace 1,9 millón de años y que el mestizaje con los Neanderthales fortaleció nuestro sistema inmune.
1. El andar erguido surgió antes
En Laetoli, Tanzania, están las huellas de antepasados humanos más antiguas: fueron creadas hace 3,7 millones de años por al menos un individuo, probablemente un Australopithecus afarensis (el mismo grupo de la famosa "Lucy") que viajaba por una zona húmeda y cubierta de ceniza volcánica. Al analizar estos rastros, científicos de la U. de Liverpool (Inglaterra) establecieron que los miembros más tempranos de nuestro árbol evolutivo comenzaron a caminar erguidos en esa época, con pies muy similares a los nuestros.
Los resultados hacen retroceder los inicios de esta práctica en casi 2 millones de años. Los investigadores obtuvieron registros en 3D de las 11 huellas, que fueron comparadas con huellas humanas y de grandes simios. Así se estableció que este caminante prehistórico se desplazaba a un metro por segundo y que era totalmente erecto: el impulso era realizado casi por completo con el dedo grande del pie y ya había un arco medio en la planta.
Robin Crompton, autor del estudio, dijo a Discovery News que caminar erecto facilitó alimentarse de ramas bajas y arbustos, además de mejorar la detección de amenazas y el despliegue de agresividad.
2. La cocina apareció 1.9 millón de años atrás
El arte de la gastronomía comenzó a tomar forma hace 1,9 millón de años. Científicos de la U. de Harvard midieron el tamaño de los dientes y la masa corporal de cuatro homínidos extintos, además de humanos, chimpancés y simios, para estimar el tiempo que los antepasados invertían en masticar sus alimentos. Esto, porque la comida procesada es más fácil de masticar y digerir, lo cual reduce el tiempo de esta práctica.
Mientras los chimpancés ocupan 48% de su jornada mascando, los humanos llegan a 4,7%. El H. Erectus -que vivió hace 1,9 millón de años- utilizaba 6,1 % de su día alimentándose, mientras el H. neanderthalensis totalizaba 7%. Ambos índices caen en el rango de los humanos, a diferencia del H. habilis y H. rudolfensis, que vivieron hace más de 2 millones de años y ocupaban 10% de su tiempo comiendo.
Según los autores, la comida procesada es mucho más fácil de triturar con los dientes, lo que facilita la absorción de nutrientes y aumenta la disponibilidad de calorías por porción. "Nuestros cerebros necesitan altas dosis de calorías, por lo que cocinar dio origen a un cerebro más grande. Esta energía también te permite caminar y correr mucho más", explicó Chris Organ, autor del reporte.
3. Navegamos desde hace 130 mil años
En una expedición a la isla de Creta, en el Mar Mediterráneo, arqueólogos hallaron una serie de hachas y herramientas rudimentarias, ocultas en refugios costeros y que datan de entre 130.000 años. ¿La relevancia? Se trata de la evidencia de una de las primeras travesías marinas humanas.
Creta ha estado separada del continente por casi cinco millones de años, por lo que los fabricantes de las herramientas debieron haber viajado por mar una distancia de al menos 64 km. Hasta antes de este hallazgo, la evidencia más antigua de un viaje en mar abierto databa de 60.000 años.
Según expertos del Ministerio de Cultura de Grecia, la manufactura de los utensilios permite ligarles con el hombre Heidelberg y el Homo Erectus, precursores de los humanos modernos y que aparecieron en Africa hace 200.000 años. Hasta ahora no está claro desde dónde llegaron los homínidos o si los asentamientos fueron permanentes.
4. Los Neanderthales nos fortalecieron
El apareamiento con Neanderthales y otros homínidos llamados Denisovanos fortaleció el sistema inmune del humano moderno, favoreciendo sus subsistencia y dejando evidencia que perdura hasta hoy en el ADN. La investigación de la Universidad de Stanford, que consistió en el análisis del genoma de humanos modernos y de ambos homínidos, es el primero en mostrar cómo el mestizaje producido hace unos 65.000 años en Europa y Asia dio forma a los genes humanos actuales.
El análisis se centró en los genes HLA, componentes vitales del sistema inmune y que codifican la producción de antígenos contra virus. La investigación reveló que la presencia de genes HLA de Neanderthales y Denisovanos representa más del 50% la población de este gen que hoy opera en el sistema inmune de europeos y asiáticos.
"Debido a que los humanos arcaicos habían vivido en Asia y Europa por cientos de miles de años antes de la llegada de los humanos modernos, sus genes HLA estaban adaptados a las infecciones locales, por lo que el mestizaje fortaleció la protección de los migrantes modernos más recientes", señaló Peter Parham, autor del reporte.
5. Arabia fue la vía de escape
Durante siglos, Arabia ha sido la ruta de conexión por excelencia entre comerciantes y viajeros de Occidente y Oriente, y este año investigaciones de la U. Eberhard Karls (Alemania) indican que ese rol surgió mucho antes. Esto, porque operó como la vía principal a través de la cual los humanos modernos dejaron Africa para expandirse por el mundo.
Artefactos de piedra hallados en el desierto de Arabia, los cuales datan de al menos 100.000 años, sugieren que los humanos no sólo dejaron Africa por esa zona sino que lo hicieron 40.000 años antes de lo que se creía hasta ahora.
Aunque el interior de la península arábica es hoy una zona muy seca, cuando se fabricaron estos artefactos la zona recibía lluvias copiosas y era rica en recursos alimenticios. Por esto, es probable que los humanos optaran por esta ruta en lugar de seguir la línea costera.
6. Usamos colchones hace 77 mil años
Investigadores de la U. de Witwatersrand (Sudáfrica) que trabajaban en un refugio rocoso de Sibudu, a pocos kilómetros del océano Indico, hallaron los vestigios más antiguos del uso de un objeto vital para la vida moderna: el colchón.
El objeto de 77.000 años -de un metro por 1,8 metro- está elaborado por varias capas de menos de 1,5 cm de ancho cada una y era usado para dormir y como superficie de trabajo.
Pero eso no es todo, ya que incluso espantaba insectos: además de tener diversos tipos de hierba y juncos, incorpora semillas y hojas de un tipo de laurel llamado Cryptocarya Woody, que contiene insecticidas que matan mosquitos.
De acuerdo con los arqueólogos, si se considera la antigüedad del colchón y otros artefactos hallados en el lugar es posible afirmar que quienes dormían en él eran Homo Sapiens.
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