Nuevos hechos de violencia en Siria dejaron el sábado 18 muertos, la mayoría de ellos a causa de un choque entre fuerzas de seguridad y desertores militares opuestos al régimen en una ciudad del noroeste, en la que no cesan las protestas antigubernamentales, dijeron activistas.
El enfrentamiento ocurrió un día después de que la titular de derechos humanos de las Naciones Unidas exhortó a la comunidad internacional a que proteja a los civiles sirios.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, dijo que la lucha comenzó antes del amanecer en la ciudad de Idlib y en ella perecieron siete soldados y policías, así como cinco militares desertores antigubernamentales y tres civiles.
Las fuerzas de seguridad también dieron muerte a un civil en la provincia sureña de Daraa y a otros dos en la región central de Homs, dijo el grupo activista.
La titular de los derechos humanos de las Naciones Unidas dijo esta semana que Siria se encuentra en un estado de guerra civil y que más de 4.000 personas han muerto desde mediados de marzo.
Hasta fecha reciente, los efectivos de seguridad eran los principales responsables del derramamiento de sangre en Siria porque disparan contra manifestantes pacíficos, pero aumentan las informaciones sobre desertores militares y civiles armados que combaten a las fuerzas del régimen.
Los nuevos enfrentamientos ocurrieron en momentos en que los activistas informaron de un hecho relevante pero macabro en la revuelta popular que ha durado ocho meses contra el régimen del presidente Bashar Assad:
Noviembre fue el mes más sangriento de las protestas populares debido a que 950 personas perdieron la vida en choques, ataques y otros actos de violencia.
En el oeste del país, los efectivos sirios detuvieron al menos 27 personas en la aldea de Talkalaj en la frontera con Líbano e incendiaron las viviendas de nueve activistas que eran buscados por las autoridades, dijo el observatorio.
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