Este fin de semana se realiza en un centro comercial capitalino, la segunda versión de la carrera de gateo, en la que bebés de entre ocho y 15 meses deben recorrer seis metros en pistas especialmente acondicionadas con un piso de goma eva. La competencia tiene una duración de tres minutos y si en ese período los niños se ponen de pie, son automáticamente descalificados.
Más allá de lo anecdótico de este concurso, el gateo cumple una importante función en el desarrollo de los bebés y se trata de una actividad que cae en la categoría de las conductas aprendidas, según explica Luisa Schonhaut, pediatra de Clínica Alemana.
Las primeras manifestaciones del gateo deberían comenzar a observarse alrededor de los ocho meses, cuando los niños se ponen en posición de "cuatro patas". Luego, entre uno y dos meses después, ya deberían gatear propiamente tal. Sin embargo, en la población chilena se ha visto que esta conducta se está dando más tarde. ¿La razón? "Conductas de crianza", responde la doctora Schonhaut, y explica: "En EE.UU. los padres ponen a los niños en el suelo y allí ellos se mueven, se las ingenian. En cambio aquí nosotros usamos muchos artefactos para guaguas -el andador, el centro de actividades, la saltarina, la sillita, etc.- y los niños no tienen experiencia de suelo, no tienen esa experiencia de movilizarse, de resolver problemas, de levantarse, de gatear".
De esta manera, en nuestro país se está dando el fenómeno de que los bebés gatean al mismo tiempo que empiezan a caminar e incluso hay algunos que no lo hacen, lo que según la especialista no es raro. "No todos los niños gatean, un 5% de los niños pueden no hacerlo y es absolutamente normal", afirma Luisa Schonhaut.
Asimismo, la doctora descarta que exista una relación entre el gateo y el aprender a caminar, y aclara que son diferentes experiencias motoras que tienen distintos beneficios. En el caso del gateo, éstos se dan en dos ámbitos. Desde el punto de vista físico, es una conducta que fortalece la musculatura de los bebés, lo que "es bien importante para todo lo que son los patrones posteriores de marcha y movimiento", señala la pediatra.
También están los beneficios a nivel cerebral, ya que un niño que gatea explora su entorno y hace conexiones sinápticas, las que posteriormente irán desarrollando la inteligencia. "El aprendizaje de los niños pequeños es a través del movimiento. El niño se mueve, explora, descubre, dice 'yo puedo', va, ve, mira, toca y así va explorando su entorno. Un niño que no gatea está más tranquilo, explora su entorno inmediato, no tiene esa capacidad de explorar más allá", sostiene la especialista.
Eso sí -agrega la doctora- no existe evidencia científica que demuestre que los niños que gatean sean más inteligentes que los que no lo hacen. "Lo demostrado es que (el gateo) tiene importancia en el desarrollo motor y exploración del entorno", dice.
"Tummy time"
El gateo puede ser estimulado y para eso es fundamental que los bebés pasen parte del día recostados sobre su abdomen. Según explica Luisa Schonhaut, la Academia Americana de Pediatría recomienda que los lactantes duerman boca arriba, ya que esta posición disminuye el riesgo de muerte súbita. El problema es que por lo general los padres o quienes están al cuidado de los niños pequeños los mantienen de espalda por todo el resto del día, lo que dificulta su desarrollo psicomotor.
De esta manera, los estadounidenses idearon el denominado "tummy time" o "tiempo de guatita", que debería implementarse desde que el bebé llega a su casa. El objetivo es jugar e interactuar con los niños cuando están despiertos y sobre su abdomen, dos a tres veces al día y por períodos de tres a cinco minutos, los cuales se pueden hacer más extensos en la medida que el bebé disfrute de esta actividad.
Según se explica en la página de la organización Healthy Child Care, los mejores momentos para realizar el "tummy time" son después de la muda o cuando los bebés despiertan de una siesta. Asimismo, se destaca que esta actividad debe desarrollarse bajo supervisión y se entregan algunos consejos para ejercitar a los niños durante ella:
1.- Quien interactúa con el bebé debe ubicarse lejos de su alcance, de manera que el niño intente acercarse. También puede hacerse con un juguete.
2.- Ubicar juguetes en círculo alrededor del bebé. Al tratar de alcanzar diferentes puntos el niño desarrollará los músculos apropiados para rodar, arrastrarse sobre su abdomen y gatear.
3.- Recostar al bebé sobre el pecho de quien interactúa con él. El niño levantará su cabeza y usará sus brazos para intentar ver el rostro de la otra persona.
Las primeras manifestaciones del gateo deberían comenzar a observarse alrededor de los ocho meses, cuando los niños se ponen en posición de "cuatro patas". Luego, entre uno y dos meses después, ya deberían gatear propiamente tal. Sin embargo, en la población chilena se ha visto que esta conducta se está dando más tarde. ¿La razón? "Conductas de crianza", responde la doctora Schonhaut, y explica: "En EE.UU. los padres ponen a los niños en el suelo y allí ellos se mueven, se las ingenian. En cambio aquí nosotros usamos muchos artefactos para guaguas -el andador, el centro de actividades, la saltarina, la sillita, etc.- y los niños no tienen experiencia de suelo, no tienen esa experiencia de movilizarse, de resolver problemas, de levantarse, de gatear".
De esta manera, en nuestro país se está dando el fenómeno de que los bebés gatean al mismo tiempo que empiezan a caminar e incluso hay algunos que no lo hacen, lo que según la especialista no es raro. "No todos los niños gatean, un 5% de los niños pueden no hacerlo y es absolutamente normal", afirma Luisa Schonhaut.
Asimismo, la doctora descarta que exista una relación entre el gateo y el aprender a caminar, y aclara que son diferentes experiencias motoras que tienen distintos beneficios. En el caso del gateo, éstos se dan en dos ámbitos. Desde el punto de vista físico, es una conducta que fortalece la musculatura de los bebés, lo que "es bien importante para todo lo que son los patrones posteriores de marcha y movimiento", señala la pediatra.
También están los beneficios a nivel cerebral, ya que un niño que gatea explora su entorno y hace conexiones sinápticas, las que posteriormente irán desarrollando la inteligencia. "El aprendizaje de los niños pequeños es a través del movimiento. El niño se mueve, explora, descubre, dice 'yo puedo', va, ve, mira, toca y así va explorando su entorno. Un niño que no gatea está más tranquilo, explora su entorno inmediato, no tiene esa capacidad de explorar más allá", sostiene la especialista.
Eso sí -agrega la doctora- no existe evidencia científica que demuestre que los niños que gatean sean más inteligentes que los que no lo hacen. "Lo demostrado es que (el gateo) tiene importancia en el desarrollo motor y exploración del entorno", dice.
"Tummy time"
El gateo puede ser estimulado y para eso es fundamental que los bebés pasen parte del día recostados sobre su abdomen. Según explica Luisa Schonhaut, la Academia Americana de Pediatría recomienda que los lactantes duerman boca arriba, ya que esta posición disminuye el riesgo de muerte súbita. El problema es que por lo general los padres o quienes están al cuidado de los niños pequeños los mantienen de espalda por todo el resto del día, lo que dificulta su desarrollo psicomotor.
De esta manera, los estadounidenses idearon el denominado "tummy time" o "tiempo de guatita", que debería implementarse desde que el bebé llega a su casa. El objetivo es jugar e interactuar con los niños cuando están despiertos y sobre su abdomen, dos a tres veces al día y por períodos de tres a cinco minutos, los cuales se pueden hacer más extensos en la medida que el bebé disfrute de esta actividad.
Según se explica en la página de la organización Healthy Child Care, los mejores momentos para realizar el "tummy time" son después de la muda o cuando los bebés despiertan de una siesta. Asimismo, se destaca que esta actividad debe desarrollarse bajo supervisión y se entregan algunos consejos para ejercitar a los niños durante ella:
1.- Quien interactúa con el bebé debe ubicarse lejos de su alcance, de manera que el niño intente acercarse. También puede hacerse con un juguete.
2.- Ubicar juguetes en círculo alrededor del bebé. Al tratar de alcanzar diferentes puntos el niño desarrollará los músculos apropiados para rodar, arrastrarse sobre su abdomen y gatear.
3.- Recostar al bebé sobre el pecho de quien interactúa con él. El niño levantará su cabeza y usará sus brazos para intentar ver el rostro de la otra persona.
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