Estos países consideran que el alto el fuego debe aplicarse inmediatamente. Le exigen a Gadafi que debe "poner fin al avance de sus tropas en Benghazi y retirarlas de Adyabiya, Misrata y Zawiya"; que restablezca el suministro de agua, electricidad y gas "en todas las zonas"; y que la población civil pueda recibir ayuda humanitaria. "Todo esto no es negociable", han subrayado.
Pocos minutos antes de este comunicado, Obama ha pronunciado un discurso que anticipaba el último movimiento para evitar el ataque. Sus declaraciones sobre Libia puede que sean las últimas antes de una ofensiva militar en toda regla sobre el país del norte de África. Consciente de que la responsabilidad es enorme y que Estados Unidos se está involucrando en un tercer conflicto armado en el extranjero, Obama ha querido asegurar a sus ciudadanos -y al mundo- que EE UU no va a desplegar ni un solo soldado armado sobre territorio libio y de que la operación será conjunta. "Quiero que esto quede claro", ha dicho por dos veces el presidente, "la operación será junto a nuestros aliados del Reino Unido, Francia y los países árabes" -sin especificar qué naciones del mundo árabe-. También ha advertido de que el futuro de Oriente Próximo está en mano de sus propios ciudadanos, de que ningún poder extranjero puede hacer posible con su injerencia la libertad y la democracia en la región.
El tono ha sido contundente: "Gadafi debe de cumplir con la resolución de Naciones Unidas o enfrentarse a una acción militar". Obama ha comparecido ante la prensa en la Casa Blanca pocas horas antes de abandonar Washington rumbo a su gira por América Latina para ejercer el papel de comandante en jefe del Ejército de Estados Unidos. "Quiero que sepan que no hay decisión que haya considerado con más cuidado como vuestro comandante en jefe que la de poner en riesgo a nuestras tropas", ha expresado el mandatario consciente del peso de la guerra de Afganistán y de las operaciones de salida de Irak que vive EE UU.
El mensaje no puede estar más claro: Estados Unidos avanza, al mismo paso que la comunidad internacional, hacia una guerra con Libia si el régimen de Gadafi no cumple la resolución de la ONU y pone en marcha el alto el fuego que se le exige. "Por décadas, Gadafi ha demostrado que es capaz de usar la fuerza bruta, ha efectuado matanzas en su país", ha dicho Obama dentro de su argumentación para exponer que al líder libio se le han acabado las opciones. "Si se le permite [a Gadafi] seguir como hasta ahora cometerá sin dudas atrocidades contra su gente, morirán miles de civiles y la crisis humanitaria desestabilizará la región", ha advertido Obama. "Gadafi debe parar a sus tropas para que no lleguen a Bengasi. Debe restablecer el agua y la electricidad y permitir que la ayuda humanitaria llegue a Libia. Estas exigencias son firmes, no son negociables", ha asegurado.
"Tenemos un objetivo claro, nuestra causa es justa y nuestra coalición es fuerte", ha dicho un serio Obama antes de abandonar el atril de la solemne Sala Este de la Casa Blanca.
Antes de estas declaraciones, el presidente se había reunido en la conocida comoSituation Room con 18 congresistas republicanos y demócratas, entre ellos los líderes de las mayorías en el Senado, Harry Reid, y en la Cámara de Representantes, John Boehner. Obama les explicó a los legisladores las opciones que tiene EE UU y cuáles son los límites a los que someterá a su misión militar a Libia, principalmente el de no participar en combate cuerpo a cuerpo. EE UU tiene en este momento 96.000 tropas en Afganistán y 50.000 en Irak.
Algunos de los congresistas con los que Obama se reunió han criticado duramente al presidente en los últimos días por demorar la aprobación de la resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU. Obama justificó esas demoras en el hecho de que veía necesario tomar una decisión consensuada, para que
EE UU no actuara, como en otras misiones pasadas, como en Kosovo, en solitario. El presidente dijo además que ha habido medidas paralelas a la acción militar: sanciones financieras contra el régimen de Trípoli, envío de alimentos y medicamentos a países vecinos y planes de evacuación de refugiados.
Obama ha hablado menos de 24 horas después de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas votara a favor de aplicar una zona de exclusión aérea y otras medidas de protección a los civiles en Libia, después de días de negociaciones de la embajadora norteamericana Susan Rice. El presidente no se refirió en ningún momento a aquellos países que se abstuvieron en la votación (Rusia, China, India, Alemania y Brasil, país este último donde aterrizará mañana por la mañana).
Mañana, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, ha convocado una reunión para discutir la puesta en marcha de la resolución de la ONU. Ya han confirmado su asistencia la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, el primer ministro británico, David Cameron, la canciller alemana, Angela Merkel, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, el secretario general de la Liga Arabe, Amr Musa, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, la Alta Representante para la Política Exterior de la UE, Catherine Ashton, y los altos representantes de todos los Estados que deseen aportar su apoyo a la puesta en práctica de esta resolución, entre ellos, el presidente español, Rodríguez Zapatero.
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