Más de 1 millón de personas se encuentran reunidas en la plaza Tahrir, de El Cairo, para reclamar la renuncia del Presidente egipcio, Hosni Mubarak.
Las protestas se suceden también en otras ciudades del país, en una jornada en la cual la oposición advirtió que el diálogo comenzará cuando se produzca la renuncia de Mubarak.
Para acceder a la plaza hay que superar hasta tres puestos de control instalados por civiles y militares: en el primero, ciudadanos piden la documentación a los manifestantes; a continuación, soldados realizan un control a los presentes; mientras que en el tercero, los organizadores de la marcha vuelven a registrar a la gente.
En Tahrir están reunidos gente de todas las edades, desde ancianos a niños que acuden acompañando a sus padres, y se agitan banderas y pancartas con lemas como "La gente despide al Presidente" o "Mubarak vete".
Mientras, un helicóptero militar sobrevuela la zona y varios tanques del Ejército permanecen apostados alrededor de los accesos de la plaza, donde no se puede ver a ningún agente de la Policía, que fue apartada de Tahrir por Mubarak tras protagonizar la represión de las protestas del pasado viernes.
Entre los asistentes, siete hombres vestidos íntegramente de blanco y con bandas también blancas en su cabeza -a la manera de los "yihadistas"- gritan en árabe y en inglés: "Estoy listo para morir por mi Egipto!".
Las autoridades egipcias ordenaron anoche el cierre inmediato de las carreteras que llevan a El Cairo y del puerto de Alejandría, en el norte de Egipto, además de la suspensión del servicios de trenes en todo el territorio.
Pese a ello, un portavoz de los Hermanos Musulmanes, la principal fuerza opositora del país, dijo que miles de miembros de este grupo islámico llegaron anoche desde distintas provincias del país para participar en la manifestación.
Las protestas se suceden también en otras ciudades del país, en una jornada en la cual la oposición advirtió que el diálogo comenzará cuando se produzca la renuncia de Mubarak.
Para acceder a la plaza hay que superar hasta tres puestos de control instalados por civiles y militares: en el primero, ciudadanos piden la documentación a los manifestantes; a continuación, soldados realizan un control a los presentes; mientras que en el tercero, los organizadores de la marcha vuelven a registrar a la gente.
En Tahrir están reunidos gente de todas las edades, desde ancianos a niños que acuden acompañando a sus padres, y se agitan banderas y pancartas con lemas como "La gente despide al Presidente" o "Mubarak vete".
Mientras, un helicóptero militar sobrevuela la zona y varios tanques del Ejército permanecen apostados alrededor de los accesos de la plaza, donde no se puede ver a ningún agente de la Policía, que fue apartada de Tahrir por Mubarak tras protagonizar la represión de las protestas del pasado viernes.
Entre los asistentes, siete hombres vestidos íntegramente de blanco y con bandas también blancas en su cabeza -a la manera de los "yihadistas"- gritan en árabe y en inglés: "Estoy listo para morir por mi Egipto!".
Las autoridades egipcias ordenaron anoche el cierre inmediato de las carreteras que llevan a El Cairo y del puerto de Alejandría, en el norte de Egipto, además de la suspensión del servicios de trenes en todo el territorio.
Pese a ello, un portavoz de los Hermanos Musulmanes, la principal fuerza opositora del país, dijo que miles de miembros de este grupo islámico llegaron anoche desde distintas provincias del país para participar en la manifestación.
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