2012: ¿La fecha del fin del mundo?

LOS MAYAS Y EL ANTIGUO TESTAMENTO COINCIDEN.

A lo largo de sus 3000 años de rica historia, los Mayas han sido reconocidos por la perfección de sus calendarios, además de su gran sabiduria en diferentes áreas del conocimiento.

Para ellos, los aspectos astronómicos y religiosos estaban unidos por  la culminación de un ciclo de 13 períodos de 5125 años y, en un nuevo comienzo en el calendario, signado por una Nueva Era prevista para el año 2012. Los místicos mayas anuncian que, en este punto temporal, la Humanidad tendrá que elegir entre desaparecer o evolucionar espiritualmente hacia una nueva forma. Pero no son los únicos. Del otro lado del mundo, los textos bíblicos ya lo habían anticipado. Sin embargo, sólo recientemente hemos podido acceder a ese conocimiento tan importante.

Es así que, un reciente código secreto hallado por un grupo de matemáticos israelíes, encabezado por Eliyahu Rips, hallaron en La Biblia la misma idea: que el año 2012 es sinónimo de “fin del mundo”. Fecha misteriosa ésta, que con las coincidencias aún más nos llena de dudas, temores, angustias, y cuánto más.

Pero, nadie debe asustarse por adelantado ni entrar en pánico. En realidad, no se trata de la desaparición de la civilización humana, sino, más bien, de un cambio espiritual profundo que construirá un “nuevo mundo”: la Nueva Era de la que hablan también otras corrientes esotéricas. En ese sentido, un nuevo ser humano nacerá y la hermandad universal será posible.

LOS MAYAS Y EL AÑO 2012

Esta importante cultura ha aportado valiosos conocimientos a la Humanidad, pero uno de los más importantes fueron sus calendarios. Con su confección, los sacerdotes mayas han podido predecir importantes sucesos que afectaron a la humanidad en su conjunto, por ejemplo, la primera llegada de los europeos a este continente o la anticipación del cambio climático que hoy está sucediendo. De ahí, su relevancia profética del 2012.

EL CALENDARIO MAYA

Los Mayas dividieron el tiempo en 3 calendarios diferentes, el primero fue llamado Tzolkin, que consta de 260 días; el segundo es el Haab, de 365 días y el Katún, el tercero, de 144.000. Todos representan un eficaz cómputo del tiempo. La casa sacerdotal llamada Ah Kin fue la que creó y perfeccionó estos calendarios. Ellos poseían complejos conocimientos matemáticos y astronómicos e interpretaban, de acuerdo a su cosmovisión religiosa, los años que iniciaban, los venideros y el destino del hombre. El calendario de Kutún inició un ciclo de 5125 años el 11 de Agosto de 3114 a.C. Este ciclo culmina en el solsticio invernal del año 2012 y con él se predice una gran oportunidad o la completa destrucción de la Humanidad. Para siempre.

EXPLOSIONES SOLARES, EL COMIENZO DEL FIN

Para los mayas, nuestro sol es un ser vivo, que cada cierto tiempo se sincroniza con el enorme organismo en el que existe: el Universo. Los mayas vaticinaron que, para el 2012, una gran energía del centro de la galaxia llegaría a nuestro sol haciendo que éste “brille intensamente”. Según los científicos, ese brillo intenso serán las erupciones solares que llegarían a la Tierra pudiendo provocar grandes catástrofes naturales.

El tiempo del “no tiempo”

Según la profecía maya, habrá un periodo de 20 años llamado “el tiempo del no tiempo”, que ha comenzado en 1992 y que culminará en el año 2012, un punto de inflexión que obliga a la Humanidad a darse cuenta del daño que ha hecho y que está haciendo al planeta.

Esa toma de conciencia será necesaria para que esa energía proveniente del centro de la galaxia sea místicamente absorbida por nosotros para poder hacer un salto evolutivo espiritual y, así, eliminar el materialismo y el egoísmo que reina actualmente en nuestras sociedades. Si lo logramos, crearemos un nuevo futuro,  una conciencia de unión con la naturaleza y con Dios. Es la Nueva Era de la que hablan otras culturas.

Dentro del llamado “el tiempo del no tiempo”, existe un rango de 13 años que ha comenzado el 11 de Agosto de 1999 con el eclipse total de Sol, que místicamente está conectado con la misma fecha del inicio del calendario maya. Este suceso fue predicho hace siglos por sus antiguos astrónomos y es un punto crucial para la Humanidad, ya que cada uno de nosotros hemos entrado al “salón de los espejos”, un tiempo en donde podremos vernos y juzgarnos con miras al 2012. Es una época que constituye la oportunidad que el género humano tiene para cambiar el mundo y conectarse con la Tierra, y comenzar a cuidarla y a amarla.

LA BIBLIA Y EL 2012

“Es gloria de Dios tener secretos, y honra de los reyes penetrar en ellos.” (Prov. 25:2)

Estas son las palabras que nos anuncian la existencia de secretos en la palabra de Dios, reflejada en la Biblia, y que hoy, a través de un fabuloso código tecnológico, podemos descubrirlas. Numerosos investigadores se volcaron a su estudio desde hace tiempo, y así lograron decifrarlo en parte.

MENSAJES SECRETOS

Desde la época medieval, las mentes más sabias han buscado, en la Biblia, profecías que nos alerten de lo que acontecerá en este mundo. Isaac Newton, el gran científico y sabio inglés, es un ejemplo de los muchos que buscaron en los textos bíblicos las claves que permitieran codificarlas. Su curiosidad sobre el tema fue motivada por el siguiente texto:

“(…) y en cuanto a ti, oh Daniel, haz secretas las palabras y sella el libro, hasta el tiempo del fin. Muchos discurrirán, y el verdadero conocimiento se hará abundante” (Daniel 12:4).

Esto convenció a Newton de que la Biblia tenía un código secreto que hablaba de esta profecía; por eso aprendió hebreo y comenzó la búsqueda sin llegar a obtener resultado alguno. Mucho después, a fines del siglo XX, Eliyahu Rips y su grupo de matemáticos,  descubren ese código buscado por Newton. El código fue descubierto en la versión hebrea del Antiguo Testamento (La Torá), eliminando los espacios entre palabras y convirtiendo el texto en una única tira de 304.805 letras.

La computadora explora esa larga tira en busca de palabras y frases ingresadas a su programa prestablecido. Entre sus hallazgos más importantes, se pueden ver las siguientes frases:

-“Hitler”, “hombre malvado”, “nazi y enemigo”, “matanza”;

-”Edison”, “electricidad”, “bombilla”;

-”Newton”,“gravedad”;

-”Clinton”, “presidente”.

EL CÓDIGO Y EL FIN DEL MUNDO

Luego de tal descubrimiento, el grupo de matemáticos no dudan en preguntarse acerca del fin de los tiempos, y hallan repetidas veces la palabra “pospuesto” en el código bíblico. Aparentemente, este final se había pospuesto varias veces en los últimos años, en la década de los ochenta, en 1998 y, nuevamente, en los próximos años, pero el código da como fecha “definitiva” el año 2012. Como un última oportunidad: luego, ya no habrá retorno ni posibilidad de cambio alguna.

LA TAREA QUE NOS ESPERA EN EL FUTURO: PURIFICAR NUESTRA HUMANIDAD

Si esta información fue analizada por su corazón y sabe que es cierta; si puede sentir la lucha entre el bien y el mal en estos tiempos; si en lo más profundo de su alma siente que la humanidad ha elegido el camino equivocado; lo primero que debemos todos hacer es aniquilar el odio, el egoísmo, la ira y el materialismo de nuestro ser para que esas energías negativas no sigan alimentando los mismos sentimientos en los demás, y así podamos mantenernos unidos como hermanos.

La fecha clave del futuro próximo, 2012, es más que una declaración terminante o un hecho ya inmodificable; constituye un pedido de cambio y reflexión; una vuelta a los orígenes del hombre: la naturaleza y la paz.

Esa tarea, que cada uno puede llevar con éxito a nivel individual, ayudará a que toda la Humanidad aproveche la energía del 2012 para realizar un cambio de conciencia espiritual y dar comienzo a la tan ansiada Nueva Era del espíritu y el conocimiento. Entonces, habrá comenzado otro tiempo mejor.

Como siempre, el futuro está en nuestras manos y de nadie más. Las diferentes culturas religiosas, de gran sabiduría, lo anuncian de diversas formas. Sin embargo, sus coincidencias reclaman atención y respeto. De no cambiar, todo el mundo, como lo conocemos, con su belleza, sus posibilidades infinitas, sus misterios; cesará para siempre. Y lo peor, quizá, ni siquiera estaremos ahí para verlo: seremos los primeros en desaparecer.