Zalo Reyes no puede bailar cueca, porque tiene el pie medio malo. Pero igual se pasea de un lado al otro y ordena el gallinero en la carpa de Carlos Valdovinos donde está montando la fonda que lleva su nombre.
“El enemigo siempre es la lluvia”, comenta con voz medio ronca, recién levantándose, ya que este gorrión es ave nocturna. Además, los ánimos no han estado muy buenos, ya que septiembre, el mes de los volantines, la primavera y los asados, lo empezó llorando la noticia de su vecino de Chicureo, el “Halcón” Felipe Camiroaga.
Zalo cree que por donde se lo mire “este va a ser un 18 distinto, por la desaparición de nuestros 21 compatriotas”. Sin embargo, es de los que piensan que a la pena hay que hacerle un “¡aro aro aro!”, ponerse el traje de huaso y dejarlo bien manchado cuando se abran las botellas de tinto.
-¿Y usted va a cantar?
-Por supuesto. Estoy lleno de trabajo, canto en los casinos.
-¿Cómo ha andado la salud?
-Yo muy bien. No pienso causar lástima.
-Pero de pataches dieciocheros ni hablar.
-No, yo me porto bien, puedo trabajar y cantar muy bien. Lo que pasa es que no puedo tomar trago ni fumar. Entonces, estoy preparándome porque son cinco días en que se trasnocha. El año pasado fueron unos músicos que no se la podían. A los trompetistas no les daban los labios, les dolían las piernas.
-Oiga pero usted es más bien romántico. ¿Esta fonda es para bailar lentito?
-Bailable total. Puras orquestas. Hay demasiados artistas.
-La cebolla a las empanadas entonces.
-Claro que sí. En esta fonda soy el dueño, pero esta es una sociedad entre muchos artistas. Va a estar La Noche, Villa Cariño y Los Charros de Lumaco, que tienen la habilidad de pasar de las rancheras a la cumbia. A ellos se suman la gran Sonora Palacios, que son 15 músicos. También está Cecilia y Los Hermanos Bustos. Además yo también canto mis canciones bailables, de cumbia y de rock. Por eso contamos con tanto elenco, porque el año pasado fue mucho el éxito.
LA GRAN FONDA DEL GORRIÓN ZALO REYES: 16-17-18-19 DE SEPTIEMBRE.
Club de Rodeo Gil Letelier. Carlos Valdovinos 2951, Santiago
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