sábado, marzo 26, 2011

U2 en Chile 2011 en vivo ESTADIO NACIONAL !!!

U2 logra un efecto propio de su etiqueta de megabanda: que su concierto impacte mucho antes de que empiece. Ayer, cuando aún faltaban varios minutos para su tercera vez en Santiago, todo el que entraba al Estadio Nacional respondía con una expresión de asombro y una mueca de impacto placentero ante "La garra", el escenario en 360° que se ha convertido en el más voluminoso de la historia del rock y que ayer superaba por lejos la altura del recinto de Ñuñoa, casi como si un Godzilla de fachada rockera habitara en el sector sur de la cancha.
Los flashes comenzaban a rebotar mucho antes de que las luces de la tarima comenzaran el espectáculo. Es, por lejos, uno de los fetiches tecnológicos más embriagantes y apabullantes que ha pasado por la cartelera nacional. Estaba claro: U2 había ganado desde el camarín. U2 entraba dando un golpe de KO antes de que el timbre los hiciera saltar al ring.

Y así fue: a las 21.40 horas, los cuatro irlandeses aparecieron por uno de los ingresos del sector de galería y, casi como cuatro elegidos que caminan sobre aguas ante la mirada rendida de miles de apóstoles, llegaron ante el centro de la escena a través de las largas pasarelas de la estructura. Saludaban, caminaban con la seguridad de una banda que ya suma más de 30 años en la ruta y detonaban el primer aplauso de un Nacional con 75 mil personas, cifra considerable, pero que nunca llegó al desborde o a la imagen de un recinto con aspecto de caldera.
Beautiful day fue el primer bocado: un mordisco manso y que provocó la bienvenida fraterna de sus seguidores, aunque nunca llegó a la euforia total.
Eso sí, la química y el abrazo fraterno de reencuentro estaban reservados para los hits de marca mayor. Porque si la agrupación estimuló los sentidos con su vistosa puesta en escena, el anzuelo para la emoción estuvo en sus temas de los 80, los 90 y principios de siglo. I will follow, canción que remite a sus inicios en el new wave y que fue la segunda del listado, y, sobre todo, Mysterious ways, gatillaron el primer agite masivo, el coro de filo épico y la ovación cerrada. Fue la marca de la noche: mientras composiciones de sus más recientes álbumes, como Get on your boots o Magnificent, eran recibidas con protocolar pasión, otras como Pride (in the name of love)VertigoWalk on y Where the streets have no name eran garantía de entrega automática.
Y MUSE COMO TELONEROS

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