Las autoridades no permitieron tampoco hoy a los socorristas ingresar a la mina -que se extiende por 2,5 kilómetros en forma horizontal bajo la montaña- porque el riesgo de una segunda explosión causada por el gas es aun muy alta.
La decisión provocó la furia de los familiares de los mineros, que no aceptan la lentitud con la que avanzan los socorristas, y dijeron estar dispuestos a "actuar" por sí solos.
"La operación de rescate debería comenzar hoy", dijo el alcalde del distrito, Tony Kokshoorn, que afirmó que los socorristas intentarán en las próximas horas ingresar una cámara en el pozo de aireación que están realizando.
Por ahora se excluye el uso de robots, porque también podrían provocar una explosión.
"Los familiares tienen que saber que algo se está haciendo, estamos desesperados", dijo Kokshoorn. "Si me dejarán, iría yo, no le tengo miedo al gas", dijo el padre de Zen Drew, de 21 años, uno de los desaparecidos.
De los 29 mineros -24 neocelandeses, dos británicos, dos australianos y un sudafricano- no se tienen noticias desde hace 65 horas.
Según la prensa local, cada uno de ellos, en el momento de la explosión, tenía a su disposicion una garrafa de oxígeno con una capacidad de 30 minutos, suficiente para alcanzar los depósitos de oxígeno colocados en la mina.
Los socorristas están bombeando aire en los conductos, y el premier confirmó que el oxígeno que hay en la mina debería ser suficiente para que sobrevivan. Los mineros también tendrían agua, aunque no alimentos.
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